Capítulo 1

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En el estudio del palacio se encontraban dos Yõkai's en una incómoda discusión.

- Sesshomaru es momento que tomes a una mujer por esposa, ya sea una de nosotras o una humana hi...- Inu No Taisho es interrumpido por Sesshomaru.

-¿Qué estupideces estás diciendo? ¿Crees que soy como el tonto de Inuyasha? ¡Hmph! No estoy interesado en ese tipo de cosas padre y menos en una asquerosa humana.- Dijo éste con desagrado en sus palabras.- Será mejor que lo olvides padre.- Vuelve a ver las cartas que estaba en su escritorio.

- Tarde o temprano tendrás que hacerlo, y eso no está a discusión.- Dijo girando se para irse.

-¡Hmph! Padre si no valoras tu vida puedo hacerte el favor.- Dijo éste articulando cada uno de los dedos de su mano.

El peliplata mayor simplemente lo ignoro y salió del estudió, ya tenía todo planeado, no podía permitir que su hijo se destruyera así mismo sólo por alcanzar la "supremacía" que tanto decía.

-¡Tan terco!.- pensó.

En una de las aldeas se encontraba un hombre que gritaba; "vendo a mi hija por unas cuantas monedas", pero todas las personas, en su mayoría mujeres fingían no escuchar nada puesto que era algo desagradable que un padre vendiera a sus hijos, pero por otra parte, hombres de avanzada edad se acercaban casi babeando para preguntar si en vez de eso podían darle los animales que tenían a cambio de la chica, pero aquel hombre se negaba a tan buenas propuestas, Inu No Taisho se encontraban pasando por dicha aldea, todas las personas salieron corriendo despavoridos al verlo, éste alcanzó a escuchar lo que ese hombre decía y decidió acercarse.

- ¿Por qué razón vendes a tu hija?.- preguntó éste.

- Tengo deudas que pagar, no tengo dinero y lo único que tengo a esa mocosa buena para nada.- Dijo éste un poco intimidado por el peliplata.

El ojos dorados observó a la chica, quien al verlo sólo decidió ver a otro lado, por lo que le resultó interesante, serviría de ayuda para su plan, por lo que sin pensarlo dijo.

- Tengo está bolsa llega de monedas de oro, dame a tu hija.- Sacó una bolsa roja.

- ¡Señor es usted muy venerable!.- Dijo feliz y tomó la bolsa.- ¡Anda niña ve por tus cosas te irás!.- Dijo levantando bruscamente a la chica.

Una vez adentro de la choza una chica con telas más finas y arreglada detuvo a la chica.

- Es bueno que al fin te vayas, verás que somos tantos que nuestro padre se metió en líos para poder traer dinero para a casa. - Soltó de forma muy irónica y descaro.

-Sara, no te preocupes tu serás las siguiente en ser vendida.- Se safó del agarré de la pelinegra.- La codicia de nuestro padre es grande, o debería decir "Tu padre", no quiero nada de ustedes.- Dijo está saliendo de la choza.

- ¡Insolente, púdrete!.- Gritaba la pelinegra desde adentro de la choza.

La chica de trato de escapar pero el peliplata la detuvo.

- Lo siento, no es posible que vayas a otro lado.- la agarró del brazo y la chica le dirigió una mirada amenazante. - ¡Qué valiente eres pequeña! ¡Royakan!.- llamó a su sirviente.

-Señor.- Dijo éste esperando la orden.

- Lleva a está chica al palacio de Sesshomaru, no permitas que se te escape.- Ordenó éste entregandole a la chica.

- ¡Si amo!.- Dijo éste para tomar a la chica y llevarla en su hombro.

- ¡Oye bestia! ¡Suéltame!. - Gritó está forcejeando.- ¡Bájame!.- Golpeaba su espalda pero sólo logró lastimarse las manos pues la armadura de éste era muy dura.

- ¡Hmph! Suerte en tu nuevo hogar.- Dijo éste con una leve sonrisa en su rostro.

El día por fin se había ido dando lugar a una fría noche, Royakan al fin había llegado al palacio de Sesshomaru, por su parte la chica había quedado dormida en el hombro de éste.

- ¡Royakan! ¿Qué te trae nuevamente por acá?.- Decía un enano verde que abría la boca a más no poder. - ¿Por qué traes contigo a esa niña?.- Dijo éste con molestia.

-Silencio Jaken, son órdenes de mi amo.- Dijo éste adentrándose al palacio.

- ¡Pero que insolente! Sabes que a mi amito bonito le molestan esos mugrosos humanos.- Gritaba éste.

- ¡Jaken! Me puedes explicar que está pasando.- Decía éste aproximándose a la entrada del palacio.

- ¡A..Amito bonito! Verá el amo mayor bonito ha enviado a Royakan aquí con esa niña.- señaló a donde estaba la el Yokai con la chica.

- Royakan, ¿Cuál que la razón por la que mi padre te mando a ti y está chica?.- preguntó irritado.

La chica sólo se limitaba a escuchar, fingía estar dormida, para saber a qué estaba por enfrentarse.

- Su padre me envió para dejarle a está chica.- respondió bajando a la chica de su hombro.

- ¡Padre! ¡¿Como has podido?! - Pensó, mientras dirigía una mirada de desprecio a la chica, quien estaba cabizbaja.

- Esto es tan bajo, mi padre cree puede manipularme enviándome a está mujer.- Soltó molesto. - Yo no tengo esa misericordia y cariño hacia estos asquerosos humanos.- Sacó su espada y la acercó a la chica.

La chica abrió sus ojos y trato de levantar su rostro pero se encontró con la punta de una espada, se armó de valor para mover la espada.

- No tengo la intención de ensuciar mi palacio con tu sucia sangre.- Dijo éste retirando su espada.- Ni siquiera te ilusiones conmigo, no tomaré, a una de tu raza como esposa, sólo déjenla por ahí, si la mato mi padre me molestará con ello.- Dijo éste para después avanzar a su habitación.

Esta era la gota que colmaba la paciencia de la chica, primero ella no pidió ser traída éste palacio, sólo deseaba salir de ahí cuanto antes.

- ¿Qué te hace creer que estoy aquí por mi propio gusto?.- Dijo sin más, llamando la atención del peliplata, quien sólo la vio de reojo. - ¡Nunca amaré a un Yõkai!.- Gritó sosteniendo una mirada firme rápidamente se encontró con la del peliplata, los demás sólo estaban estupefactos por la osadía de la chica.

- Idiota - Pensó él.

-¡Hmph!.- La miró con enojo.-Escúchame bien ya que no lo repetiré, yo el gran Sesshomaru, jamás amaré a una despreciable y frágil humana como tú, enciérrenla en una celda y dejen que muera. - Dijo de la forma más severa.

La chica fue llevada a la celda más alejada y sombría del palacio, las horas pasaron con rapidez y el sol al fin salía nuevamente.

- ¿Qué clase se de cuento de hadas es este? ¡La historia del hilo rojo del destino (Sesshomaru y el hilo rojo del destino) es más dulce, y yo tengo que estar encerrada en una celda!- se decía así misma. - Vaya trama de la historia, que tipo más arrogante, ni quien quiera ser su esposa.

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CONTINUARÁ......

Cautiva 《Sesshomaru y Rin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora