Capítulo 30 - Especial "Erick"

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Me encontraba al pie de las escaleras mientras la veía como bajaba los escalones con cuidado de no caer, no respondí inmediatamente, la contemplé en silencio, me deleite con su belleza e inocencia que posee. Estaba muy hermosa, le sentaba bien el color verde del vestido, le hacía juego con sus bellísimos ojos.


Hasta parecía costumbre estar siempre más perfecta, igual con lo que fuera que usará la veía hermosa, y nunca me cansaría de decírselo, me tenía completamente hechizado.

- Estas perfecta - afirme, tomé su barbilla con una mano en cuanto llegue a su lado - ¿Acaso me quieres matar?, porque déjame decirte que a penas esto va comenzando, y quiero seguir vivo solo para disfrutar cada momento contigo, y gozar cada parte de ti. - susurre cerca de sus labios.

Moría de ansías por volver a besarla. Pero guarde esas ganas para hacerlo más tarde, y me separé un poco de ella para verla y poder entregarle el ramo de rosas que tenía en mi otra mano. Nunca fui un hombre detallista, ni romántico, pero con ella me nacía serlo.


Me separé un poco de ella, y le entregué el ramo de rosas.

Se le escapó una hermosa sonrisa que hizo que todo mi alrededor se detuviera. Me encantaba verla sonreír, y más aún si yo era él que lo provocaba.

- Son preciosas, gracias. - susurró tímidamente.

Alcance apreciar en sus mejillas un tono rojizo, era otra de las tantas cosas que me gustaban de ella, era muy inocente, y cuando se ruborizaba la hacía ver aún más tierna.

Sin soltarla de la mano la ayude a bajar los últimos escalones para dirigirnos hacía la puerta para salir. Hoy no conduciré así que le pedí al chófer de mi madre que nos lleve, hubiera preferido que fuéramos solos, pero deseaba ir viéndola en todo el camino hasta llegar a nuestro destino. No quería incomodarla pero es que no podía dejar de verla cada vez que la tenía cerca.


La lleve de la mano al interior del vehículo, colocándome después a su lado. El chófer al asegurarse de que ya nos encontrábamos listos, emprendió el viaje. Ella estaba nerviosa lo pude notar en su forma de mover sus manos que descansaban en su regazo y por la manera en que se mordía en algunas vez el labio. Había aprendido a saber que eso lo hacía cuando algo la inquietaba, poco a poco iba descubriendo facetas en ella que la hacían ver mucho más interesante y hermosa.

Diez minutos después llegamos a lo que es la playa privada. Al bajar visualizo el rostro de Luci donde se reflejaba impresión por lo que veían sus preciosos ojos, quise saber su opinión de que le parecía el lugar, pero su cara ya me lo decía todo.


Recorremos una parte de la playa hasta llegar al muelle donde se encuentran algunos botes y yates amarrados a la orilla. Su asombro crece más y se detiene a casi medio camino, detengo el paso para esperar a que responda. Y se que esta sorprendida desde que vio el lugar.


Le doy un leve apretón en el brazo y ella se sobre salta, como si sus pensamientos hubieran estado en otra parte por uno instante.


- ¿Qué te parece, te gusta el lugar? - pregunto tranquilo.

Ella no responde rápido, pero asiente antes de hacerlo.

- ¡Sí! - de repente responde emocionada - Es bellísimo el paisaje, y escuchar las olas es increíblemente maravilloso - sonríe ampliamente - Mi sueño se ha hecho realidad. ¡Por fin conozco el mar! - grita alegre.

Da unos saltos cortos de lo felicidad. Verla así me hace inmensamente feliz a mí también, solo mirar su alegría era suficiente para mí, parecía una niña como conociendo un parque de diversiones, y es que su pureza la hacía ver como una, aún así era una mujer hecha y derecha, independiente, sencilla, que la hacía única y especial para mí.

Una Luz En Mi Oscuridad (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora