Almas Perdidas

La enfermera

Cómo todos los viernes, al salir del trabajo,era la misma rutina, unas copas en el bar, y luego rumbo al Malecón. Ese día el mar estaba sereno, reflejaba una soberbia y ondulante luna llena.

Siempre la misma esquina, se contemplaba a lo lejos las luces de la fuente del Hotel Nacional. A su alrededor el ruido de los carros, la música de los adolescentes, y sus juegos nada inocentes, una q otra sirena, de vez en cuando.

Él...solo escuchaba sus pensamientos. La llama de su mechero y un cigarrillo, q comenzó a elevar al cielo sus recuerdos. Una lágrima inesperada brotó de sus ojos café.

Justo en aquella esquina había empezado todo solo un par de años atrás. En aquel entonces no estaba solo, sus dos mejores amigos de la infancia estaban aún ahí, y todos eran entonces más jóvenes, todo era más sencillo.
En aquel entonces la única preocupación era la de como reunir el dinero para la botella de la noche.

Entonces apareció ella, acabada de salir del hospital, sus manos en los bolsillos de la bata blanca, con la mirada baja, su cuerpo reflejaba cansancio, algo le hizo desviar la vista por unos segundos.. y entonces pasó, sus miradas se encontraron y enseguida lo supieron.

Dos seres errantes encontraron por fin su destino.Ella se convirtió en su amante, esposa, mejor amiga, en la sexy enfermera q supo con paciencia y cariño curar las heridas de su alma, y darle un rumbo a su vida.

Tres años después el ave negra anidó sobre sus vidas. El dolor, el llanto, la sensación de sentirse totalmente impotente ante lo q estaba por venir, el sentimiento de vacío, de pérdida, las interminables sesiones de la sabida inútil quimioterapia.

Y llegó el día de la partida, nada volvió a ser jamás igual, ya nada podía secar aquellas lágrimas, todo se había tornado gris, la música había perdido su melodía, las noches dejaron de tener estrellas. La comida perdió su sabor.

Ella aún llora su pérdida, él como un fantasma continúa asistiendo todos los viernes a la misma esquina donde la conoció.