CAP.9

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Tengo a Sean en la puerta, esperándome para "estudiar".

Ya me he despedido de mis padres y de Dylan, el cuál, por motivos desconocidos, hoy, siendo sábado. Estaba en casa.

-Hola. -Oigo decir a Sean detrás de mí mientras cierro la puerta.

Me giro y tiene esa estúpida sonrisa de triunfador.

-Hola.

-¿Lista? -Dice y observó como dirige la mirada a una moto negra.

-Es una broma ¿no? -Estoy alucinando, está loco si piensa que voy a subirme en eso.

- No lo es, querías saber el por qué de mis golpes en la cara y a eso vamos.

-No me digas, ¿te caíste de la moto? Vale, estupendo, me vuelvo a mi casa. -Digo volteándome dispuesta a entrar en casa hasta que siento que me agarran de la muñeca y tiran de mí.

-Vamos, sube por favor. -Me suplica, y me encanta cuando aparece este Sean amable y educado. Estoy dispuesta a conocer todas sus facetas pero no ha subirme en una moto.

-Lo siento pero no voy a subir, te dije que le tengo demasiado aprecio a mi vida.

-Bien, entonces le contaré a tu madre lo poco que has tardado en abrirte de piernas para mí. -Dice y se monta en ella. Otra vez no, eso no vale, siempre acude al chantaje. Me asusta lo rápido que cambia su carácter.

Suspiro pesadamente y encuentro el valor para subirme en ella.

No le veo pero sé que de nuevo, tiene su sonrisa egocéntrica ocupándole toda la cara.

-Agárrate fuerte Pija. -Dice él y le abrazo por la cintura y apoyo mi cabeza en su espalda.

Ahogo un grito cuando arranca y coje velocidad.

Le estrecho más fuerte y aprieto los ojos fuertemente.

No quiero morir.

El viaje se me hace eterno y no me doy cuenta de que hemos parado hasta que me avisa.

-Sé que estoy muy bueno pero será mejor que me sueltes. -Dice riendo levemente.

Le dejo libre y abro los ojos para encontrarnos parados en frente de un antro. Tiene un cartel con luces neón, algunas de las bombillas están fundidas.

Me apresura para que entremos dentro. Y en cuanto pasamos por la puerta un horrible olor a humo y humanidad inunda mis fosas nasales.

-¿Pero qué...? -Iba a preguntarle que narices hacíamos aquí pero no me dejo terminar.

-Boxeo. -Dice sin darle importancia y su vista sigue en el frente.

-Ah, muy bien -digo irónica- ¿Em un antro de borrachos? ¿Me tomas el pelo? ¿Por qué? -Digo y tengo que levantar la voz para que pueda oírme.

-Te lo diré brevemente. -avisó- antes de venir al barrio este de pijos dónde tu vives -me recordó- he pasado muchísimas mierdas y acabe aquí intentando conseguir dinero.

-Y si ya tienes el dinero, ¿por qué sigues? -pregunto.

-Porque se ha vuelto una pasión. -Y recuerdo cuando descubrió que yo amaba la fotografía. Al final no somos tan diferentes, su madre le obliga a estudiar arte dramático y a mí derecho.

No puedo llegar a decir nada porque se acerca un chico un poco mayor que nosotros. Me tenso un poco pero me calmo cuando se saludan entre ellos con unas palmadas en la espalda.

-Este es Kevin. -Me lo presenta. -Estará contigo mientras estoy en el ring. -¿Va a combatir? Me alarmo.

-¿Qué? ¿Vas a luchar? Llévame a casa Sean. -Le ordenó seriamente.

Mi vecino de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora