Ocho meses han transcurrido desde que el tiempo comenzó a tejer un nuevo relato en la vida de Camille. Vivir su «cuento de hadas» junto a Gabriel, mientras aguardan con anhelo la llegada de su bebé, parece un sueño encantado, pero bajo la superficie...
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Al día siguiente
Me levanté de la cama después de no haber dormido nada en toda la noche.
No puedo dejar de pensar que todo lo que está pasando es culpa mía, mi padre se está muriendo en un hospital porque lo abandoné, mi mejor amiga ni siquiera quiere hablarme porque la alejé de mi y el hombre que amo, me odia porque volví a destruir su vida, siento que estoy en un callejón sin salida.
Me di una ducha caliente y ordené el desayuno a mi habitación, después de tomar café y comer algo me siento un poco mejor. Hay algo que me da vueltas en la cabeza y creo que aunque va a ser muy difícil, es importante que lo haga.
Levanté el teléfono de la habitación y llamé a la recepción del hotel.
—Señorita Anderson, buenos días, ¿en qué podemos ayudarla? —preguntó amablemente la recepcionista.
—Buenos días, por favor necesito pedirte que abras la tienda del hotel para mí, debo comprar algo con urgencia.
—Oh, bueno, aunque es bastante temprano, la abriremos con mucho gusto ¿podría esperar unos minutos?
—Sí, claro, avísame en cuanto pueda bajar.
—Por supuesto, se lo notificaremos con mucho gusto.
—Gracias. —respondí y colgué el teléfono.
Me cambié de ropa y llamé a Steven, él vino a verme minutos después de mi llamada, le abrí la puerta y se sorprendió al verme lista.
—Hola Steven, por favor entra.
—¿Ella, qué pasa? ¿Necesitas ir al hospital ahora mismo? Es muy temprano, pero puedo acompañarte.
—Gracias, en realidad necesito algo más. Acaban de abrir la tienda del hotel para mí ¿podrías venir conmigo? Por favor. —pedí avergonzada y él se sorprendió por mi pedido.
—Entiendo, iré contigo. ¿Qué es exactamente lo que necesitas? Yo podría ir a comprarlo por ti. —sugirió.
—No, necesito hacerlo yo misma, por favor ven conmigo.
