Ocho meses han transcurrido desde que el tiempo comenzó a tejer un nuevo relato en la vida de Camille. Vivir su «cuento de hadas» junto a Gabriel, mientras aguardan con anhelo la llegada de su bebé, parece un sueño encantado, pero bajo la superficie...
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—Ella, la ambulancia ya está aquí. —anunció Steven en cuanto abrí la puerta de la habitación.
—Gracias Steven, por favor déjalos entrar.
Camille está sentada en el suelo, con las manos llenas de sangre. Es muy triste verla, solo llora y llama a Gabriel.
Si tan sólo yo pudiera hacer que él venga aquí, si pudiera calmar el dolor de mi hermana.
No soporto verla así, mi papá está a su lado tratando de que nos deje curar sus heridas, pero es imposible porque está demasiado nerviosa.
—Papá, ya llegaron los para médicos.
—Gracias a Dios. —respondió aliviado —Camille, mi niña, aquí hay algunas personas que te van a ayudar ¿de acuerdo? Debemos curar tus manos. —susurró mi papá y yo me arrodillé a su lado para apoyarlo.
—Joe, quiero salir de aquí, por favor quiero irme a casa. —respondió Camille con la voz quebrada.
—Por supuesto mi niña, te llevaré a casa, pero primero debemos curarte, ¿de acuerdo? —añadió papá y las mujeres paramédico entraron a la habitación.
—Hola, por favor ¿podría dejarnos ayudar a la paciente? —demandó una de las mujeres que llegaron con maletines médicos.
—Por supuesto. —respondió papá poniéndose de pie con mucho cuidado —Cariño, ellas te curarán para que podamos ir a casa ¿está bien? —añadió, sin embargo Camille se volvió a descontrolar, empezó a gritar y llorar.
—Querida, cálmate por favor, déjanos ayudarte y todo saldrá bien. Lo prometo. —supliqué sollozando.
Las jóvenes tuvieron que abrazarla mientras ella gritaba, luego le pusieron un tranquilizante intramuscular.
Mi hermana se durmió y finalmente pudimos acostarla, mi papá y los demás salieron, las paramédicos me ayudaron a quitarle el vestido que está absolutamente destrozado y no puedo dejar de llorar al ver la hermosa ropa interior que eligió para hoy, estaba muy emocionada de ser la esposa de Gabriel, no entiendo por qué pasó todo esto.
