Ocho meses han transcurrido desde que el tiempo comenzó a tejer un nuevo relato en la vida de Camille. Vivir su «cuento de hadas» junto a Gabriel, mientras aguardan con anhelo la llegada de su bebé, parece un sueño encantado, pero bajo la superficie...
Nota de autor: Por favor escuchen esta canción, sobretodo al final del capítulo.
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Dos días después
Me desperté por el fuerte sonido del timbre de mi casa. Tengo un dolor de cabeza terrible porque anoche volví a salir con Anna, y la verdad es que mi cuerpo necesita descansar.
No tengo ni idea de quién está llamando a la puerta y la verdad no tengo intención de levantarme para averiguarlo, así que espero que la señora Claire ya esté despierta.
Intenté volver a dormir, pero el ruido de la puerta de mi habitación abriéndose me asustó de muerte.
—¿Qué carajo? —me quejé, sobándome los ojos para ver quién acaba de entrar a mi habitación de esa manera.
—¡Ella! —exclamó la persona parada frente a mi cama, abrí y cerré los ojos varias veces para distinguir quién era.
—¡Dios mío! ¿Qué bebiste anoche? ¡Esto apesta a alcohol! —exclamó abriendo las cortinas y mamparas de mi habitación, eso fue suficiente para colmar mi paciencia.
—¿Qué diablos quieres, Tom? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Ahora eres mi nana? —exclamé muy molesta y tapándome los ojos con las manos, la luz que entra por la ventana me causa más dolor de cabeza.
—¡Ella, algo ha pasado y tienes que escucharme! —exclamó el joven y luego entró Steven acompañado por Anna, quien se ve igual que yo, pues se quedó a dormir aquí después de la noche de fiesta que tuvimos.
—Ella, por favor levántate, hay algo muy importante que debemos decirte. ¿Dónde está tu celular? ¿Por qué no respondes? —preguntó Steven muy molesto.
—¡Oh por Dios! ¿Mi teléfono? Estoy segura de que ustedes lo deben saber ¿no es su trabajo saber todo sobre mí? —pregunté sonriendo con sarcasmo.
