Ocho meses han transcurrido desde que el tiempo comenzó a tejer un nuevo relato en la vida de Camille. Vivir su «cuento de hadas» junto a Gabriel, mientras aguardan con anhelo la llegada de su bebé, parece un sueño encantado, pero bajo la superficie...
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Tres semanas después
—Ella, no olvides los regalos. —indicó Josh detrás de mí, cuando salimos del hotel en Alemania.
Felizmente pude acomodar las fechas de la gira e hice espacio para asistir a la boda de Camille y Gabriel. Estoy tan feliz por mi amiga que casi puedo olvidar que mi vida personal es un verdadero desastre.
Tengo un novio al que no amo y no importa cuánto lo haya intentado, no he podido romper con él y el hombre del cual estoy locamente enamorada se acaba de casar con la madre de su hija. Si no fuera por el hecho de que tengo a mi papá, Camille y Miguel en mi vida, creo que estaría al borde de volverme loca.
—Gracias Josh, no hace falta que vengas conmigo esta vez, sólo iré a ver a mi papá y a Camille. No quiero causarles problemas porque mañana es la boda y necesito que todo salga bien.
—¿Y qué se supone que significa eso?¿Que yo voy a causar problemas? ¿Por qué iba a hacerlo, Ella?
—No dije que lo harías a propósito, solo que es la casa de Gabriel y ya sabes que él no te quiere mucho.
—No le caigo bien porque estoy contigo y su amigo no. Sin embargo tú y yo sabemos que no es mi culpa que Adrien haya decidido casarse con Rachel. —no sé cuándo dejaré de sentir una daga en mi corazón cada vez que escuche hablar sobre su boda.
—Josh, ¿podrías respetar mi decisión?Solo necesito ir a ver a mi familia y no escaparé de ti porque no tengo otro lugar adonde ir, ¿te diste cuenta que estoy atada a ti?
—¿Qué quieres decir con eso? Ella, te amo y te he dicho mil veces que quiero hacerte feliz. Quiero casarme contigo y tener una familia juntos, pero tú no me dejas. —afirmó acercándose a mí.
-Y yo te he dicho mil veces que no puedo. Josh, no seguiré hablando de esto, ¿de acuerdo? Necesito ir a ver a mi familia, nos vemos luego. Mark, por favor vámonos. —tomé mis cosas y salí de la habitación del hotel.
Josh se quedó adentro sin poder detenerme. Estoy realmente cansada de esta vida y a veces pienso que debería dejar todo e irme a una isla desierta, pero nunca dejaría a mi papá y a Camille, así que creo que debo resignarme al hecho de que puede que nunca sea feliz. Al final no sería ni la primera ni la última «estrella musical» cuya vida personal es un desastre.
