Capítulo 19

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Camille

—Respóndeme una pregunta. —demandé.

—La que quieras...

—¿Tú crees que Miguel es tu hijo?

Mi pregunta lo tomó por sorpresa y después de una fracción de segundo pronunció las palabras que terminaron por destruir mis ilusiones.

—Quiero creerlo porque los amo a los dos con mi vida. —susurró y se le quebró la voz.

Cerré los ojos e intenté no llorar para no verme aún más patética, tomé mis zapatos y caminé en silencio hacia la puerta de la habitación.

—¡Camille! —exclamó e intentó detenerme tomando mis manos —Los amo, te lo juro, por favor no te vayas, déjame demostrarte que soy el hombre del que te enamoraste.

—No lo eres, Gabriel, dejaste de serlo cuando decidiste abandonarme el día de nuestra boda. —respondí conteniendo el llanto.

—No puedes dejar que Jorge gane, no podemos dejarlo ganar, mi amor. —suplicó y luego hizo algo que no esperaba, se arrodilló frente a mí —Te suplico que no me alejes de ti, por favor no me alejes de Miguel; Camille, yo no puedo vivir sin ustedes. —las lágrimas que caen por sus mejillas son tan amargas como las mías.

—No puedo estar contigo, Gabriel. Lo siento mucho, pero yo necesito proteger a mi hijo, necesito que crezca con personas que lo amen y nunca lo defrauden. —respondí, luego solté sus manos y me alejé de él dejándolo atrás, se puso de pie rápidamente y vino a mi lado antes de que yo pudiera abrir la puerta.

—Tú me amas tanto como yo a ti y me lo confesaste hace solo un momento mientras hacíamos el amor. Ángel, yo sé que me he comportado como el más imbécil, pero eso no quiere decir que no te ame, eso no quiere decir que no ame a Miguel, por favor dame la oportunidad de demostrarte que podemos ser una familia como antes.

—¿Por qué no entiendes que eso ya no es posible? ¿Por qué es tan difícil para ti entender que yo no puedo estar contigo? —exclamé llena de ira contra él y también contra Jorge, pues toda esta mierda es su culpa, él arruinó nuestras vidas y lo peor es que esta vez no hay forma de arreglarlo.

—¡No puedo creerlo! ¡No quiero creerlo! —exclamó con los ojos rojos por la ira y las lágrimas que no dejan de caer por sus mejillas —Fui sincero... no mentí, te dije que quiero creer que Miguel es mío porque lo amo, porque te amo más que a mí mismo. —susurró en tono de derrota, mirando hacia la noche que nos regala Doha.

Permanecí en silencio ante sus palabras, porque honestamente no tengo idea de qué responder. Es cierto, él fue sincero y me respondió con la verdad, el problema es que me duele demasiado saber que no cree que mi hijo es suyo.

Caminé los dos pasos que me separan de la puerta, estaba a punto de tomar el manubrio cuando lo escuché hablar.

—¿Esto es todo? ¿Vamos a terminar así sin siquiera luchar por lo que sentimos? ¿Por qué te rindes? —preguntó con la voz rota y al mismo tiempo llena de angustia.

—Tú te rendiste antes que yo, Gabriel, tú renunciaste a nosotros antes que yo.

—No vas a dejar de recordármelo ¿verdad? Vas a seguir repitiéndome que yo tengo la culpa de toda esta mierda en la que se convirtió nuestra hermosa historia.

—Buenas noches, Gabriel. —susurré y salí de la habitación ignorando por completo el comentario que acaba de hacer.

Gabriel

—Aún eres mi esposa y Miguel es mi hijo. —susurré cuando ella salió de la habitación.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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The Sweetest Dream - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora