/ 03 / FUEGO INTERNO (+18 ADAPTACIÓN)

CAPÍTULO 11

—Me entró agua hasta por las orejas. El entrenamiento de la apnea es muy intenso. Así que, Marinette, vas a tener que acompañarme a la piscina la próxima vez, porque no pienso quedarme inconsciente de nuevo.

Alix había tenido una mala experiencia en la piscina olímpica del pabellón universitario, pero nos hacía reír el modo en que nos lo contaba a Luka y a mí.

Él necesitaba reírse un poco después de lo sucedido por la mañana, y de camino hasta Cockaponset dejó ir un par de carcajadas por culpa de la amiga excéntrica.

Nos dirigíamos a la Selva para grabarla con un dron más grande y poder espiar y localizar todos los lagos, ríos, cuevas, altiplanos, llanuras y precipicios de aquel lugar.

—Es eso o te prometo que compro una tina para la habitación y nos metemos las dos para desarrollar los pulmones. Y cuando te vea azul te saco. Y al revés. ¿Te parece? —Debes aprender a escuchar tu cuerpo. Si te encontrabas mal debiste salir antes —le recriminé.

—¿Y qué voy a saber yo? —replicó—. Estar sin respirar ya me hace sentir mal. Pasó diez segundos, y creí que me iba a morir. Me ardían los pulmones desde el principio.

Simplemente, no logré identificar cuándo se volvió peligroso para mí.

—Intentaremos por todos los medios que no tengas que hacer esa prueba en la Selva, Alix —Luka la tranquilizó—. No vamos a correr riesgos.

—Te lo agradezco. Pondré todo de mi parte para estar dispuesta a todo. Pero no prometo nada. Por cierto —miró el retrovisor—, ¿dónde está mi Barbie?

—No ha podido venir —contesté yo al ver que Luka se quedaba pensativo mirando el paisaje por la ventana—. Tiene que hacer un trabajo con varios de su clase, y va a estar el fin de semana ocupada. Lo tienen que presentar el lunes.

Cockaponset

Desde New Haven hasta aquel enorme Parque Forestal había cincuenta minutos. Una vez en la Selva, nos dimos cuenta de lo inmenso que era, de los bosques frondosos que la conformaban y que la cámara del inmenso dron grababa con total nitidez, metiéndola por los rincones más insospechados.

A cada imagen que el dron detectaba, Luka marcaba el mapa del lugar con una indicación. Después de grabarlo al completo, tendríamos toda la zona pasada a papel y podríamos estudiarla mejor.

—Luka —le dije mientras él marcaba un precipicio en el mapa.

—Qué.

—¿Cómo ha ido en la librería con Chloé?

Él dejó ir el aire por la nariz y se colgó el lápiz con el que marcaba todo detrás de la oreja.

—Tu encerrona ha ido como el culo.

—¿Mi encerrona?

—Sí, maldición. Los libros son geniales. Tu indirecta sobre Light y la diosa ha estado muy bien. Pero Chloé y yo... —sacudió la cabeza y volvió a concentrarse en la pantalla del mando de control—. Hemos quedado como amigos.

—¿Cómo amigos? Tú y ella son de todos menos amigos.

Él no tenía ganas de continuar con la conversación.

—Pues ahora creo que sí. Pero es lo mejor.

—¿Lo mejor para quién?

—Para mí —aunque tenía cara de no creerlo.

—Ya. Espero que estés seguro de eso, porque Chloé nunca más va a volver a ti.

—Gracias por recordármelo.