CAPÍTULO 12

122 15 0
                                    

Durante la cena, pudimos hablar de todo un poco. Incluso de esos temas que parecían vetados entre nosotros.

No pedimos vinos, solo agua y Pepsi Light. Nos sirvieron ensaladas, pastelitos de patata y brócoli y brochetas de mariscos con una salsa deliciosa.

Adrien era tan atento e intenso que a veces tenía que dejar de mirarlo.

Me hacía reír con tonterías absurdas hasta que casi me daba agujetas. Pero era cuando se ponía serio, cuando se abría y hablaba con honestidad, cuando me desarmaba de verdad.

—Hablé con los padres de Alya —me dijo pinchando lechuga y tomate de la ensalada. Todo mi interés se centró en eso—. No hay novedades. Todo sigue igual.

Asentí muy seria. Sabía que él los llamaba cada semana para ver si habían novedades.

Era el único Bone que se preocupaba.

—Es triste que una chica con tanto futuro haya tenido este... percance —dije.

—Sí.

Puesto que sabía que no sacaríamos en claro nada de ese asunto quise sacar otro tema que igualmente me interesaba. Adrien no intuía que yo estaba investigando el accidente de Alya y su estudio sobre los Bones. Y quise dejar de pensar en ello, porque me daba miedo las consecuencias que pudiera traer que él descubriera la verdad sobre mis inquietudes en Yale.

—¿Quieres a tu padre Gabriel? —le espeté de golpe.

Puso cara de no comprender.

—Le quiero, sí.

—¿Y a tu hermano Félix?

—También.

—¿Aunque te esté haciendo la vida imposible?

—Sí, lo quiero —se reafirmó.

—¿A pesar de todo?

—Sí. Mi hermano ha podido ser un chico celoso e inseguro, pero nos hemos querido. En el fondo nos seguimos queriendo. Él no siempre fue así —recordó.

—¿Así de... malo?

—Sí. No siempre fue así. Y yo me agarro a ese recuerdo. Al amable.

—Por eso eres incapaz de pelearte con él en el duelo.

—No puedo pelearme con mi hermano, porque es mi hermano. Mi familia.

Era un chico con profundos valores y por eso le respetaba.

—Aunque las leyes...

—¿Las leyes qué?

—Aunque las leyes Bones así lo ordenen. No es algo con lo que esté de acuerdo —se crujió el cuello a un lado como si le doliera mucho—. Pero si no lo hago, será peor.

—Pero Félix sí está dispuesto. Él sí quiere hacerte daño. ¿No es eso malvado y enfermizo por su parte? Puede que él no te quiera tanto como tú.

—Puede ser, pero yo veo algo en él que los demás no ven. Creo que puede salvarse.

—¿De qué? ¿De quién?

Adrien sacó un camarón de una brocheta y la miró con atención.

—De él mismo.

—Ajá. Admites entonces que es muy peligroso.

—Hoy por hoy sí —sentenció.

—¿Qué le pasa? ¿Bebe sangre? ¿Lo pasa mal en las lunas llenas?

Adrien se rio de nuevo.

—No. Es solo que, para él, el mundo no es suficiente. Yo no quiero ponerme a su nivel. Pero estoy obligado a hacerlo. Es un deshonor renunciar a un duelo, Marinette.

/ 03 / FUEGO INTERNO (+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora