—No eres bueno. Eso sí lo tengo claro —le contesté.
—¿Por qué no? Hubiera hecho lo mismo que hizo mi hermano por ti, si él no se me hubiera adelantado. Y a él lo consideras un héroe.
—¿A qué te refieres?
—En Lucca yo te vi primero. Pero él se me adelantó. Te vi justo en el momento en el que ibas a entrar en aquella cafetería de la Piazza, ¿te acuerdas? Cuando Hulk te empujó.
Yo agrandé los ojos con sorpresa.
—Adrien me atrapó para amortiguar mi caída.
—Sí. Pero yo te vi antes que él. Le esperaba en la esquina para irnos al hotel.
—¿Estabas ahí?
—Sí. Después, en el muro de los limoneros me encantaste... Pero Adrien ya se había adelantado la noche anterior, en la fiesta.
Sí, Adrien había jugado conmigo a los tequilas. Lo recordaba perfectamente.
—Pero encajaste mal la derrota, tuviste una pataleta de niño malcriado, y decidiste drogarme para aprovecharte de mí —le eché en cara.
—Ese... esa es la versión mala de mí mismo. A veces me pasa, pero estoy arrepentido. Y te pido perdón.
—Adrien me salvó.
—Sí. Lo sé —asumió con pesar—. Cuando te vi en Yale, supe que tu tortura con Adrien iba a seguir, y también la mía. Él iba a ir a por ti, a pesar de que ya tenía a su aspirante, su famosa alianza con Bridgette. Pero cuando le ignoraste y empezaste a tontear con Claude me descoloqué todavía más. Por eso te advertí, quise protegerte...
—¿Por eso pegaste a Claude?
—¿Pegarle? —Se echó a reír como si hubiese sido una tontería—. Fue solo un empujón. Cuando realmente quise pegarle fue en su noche de la Iniciación. Yo estaba ahí, me hubiera adelantado a Adrien para salvarte de ese desgraciado.
—¿Estabas allí? ¿Dónde?
—En la misma terraza por la que entró Adrien.
—Ah... —no sabía qué decir.
—Pero yo le hubiera dado una buena paliza a Claude, entonces sí —sentenció tocando la mesa con el índice—. Lo hubiera arreglado ahí como hombres, nada de espadas y protocolos. A puño limpio. Adrien en cambio, como es una gallina, en vez de darle su merecido lo retó al duelo. Le ha hecho tres cortes miserables de los que ya está plenamente recuperado. Yo —se inclinó hacia mi rostro— le habría hecho mucho más daño por haberse creído que tenía derecho a tocarte.
Me humedecí los labios y me puse nerviosa.
—¿Claude ya está recuperado? ¿Estará mañana en la Misión?
—No lo dudes, y tendrá ganas de venganza. Pero esta vez, será a mí a quien me encuentre.
Increíble. ¿Félix también estuvo en la noche de la Iniciación en la Mansión de los Llaves? Pero cuando vio a Adrien, decidió no intervenir.
Y para colmo, yo vería mañana a Claude. Dios... me estaba subiendo la tensión.
—¿Por qué crees que tú sí tienes derecho a defenderme? No eres nada mío, Félix. Y no nos llevamos bien —lo estudié detalladamente—. Eres violento, no me gustan tus artimañas ni tu manera de tomarte la justicia por tu mano. Retaste a tu hermano porque eres un celoso.
Él se apartó ligeramente pero no dejó de sonreír.
—No. Le reté porque un idiota con tan poca iniciativa y tan cobarde no merece que tú le prefieras. Y porque necesitas a un guardaespaldas que no le tenga miedo a nada ni a nadie. Y él, como te he enseñado, le tiene miedo a la Cúpula, a las reglas, a las leyes. A vivir —abrió los brazos.
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/ 03 / FUEGO INTERNO (+18 ADAPTACIÓN)
AléatoireCreí haberlo visto todo, pero nada me preparó para New Haven. Todo me cogió por sorpresa: las hermandades, los duelos de honor, la existencia de fraternidades de Élite, y ellos, los Bones. Yo era la heredera de la sabiduría de Alya y me había jurado...