Cuando llegué a mi habitación, una ansiosa Alix me hablaba como loca de la película que habían ido a ver ella y Chloé.
Chloé me pedía por WhatsApp que le contara todo con pelos y señales. Por otro lado, Luka me atosigaba por su chat preguntándome sobre lo que había en la Nube.
Pero yo estaba un poco estresada con lo acontecido, así que les dije que al día siguiente les explicaría cómo había sido todo.
A Alix no podía contarle nada, porque ella no sabía de la misa la mitad, así que básicamente le mentí y le dije que había ido a darme una vuelta por el Campus.
Entonces me bombardeó a preguntas sobre lo que había pasado con el Llave la noche anterior, y yo volví a no decir la verdad. No podía explicarle lo que había pasado en realidad. Era demasiado oscuro e impactante y no sabía cómo gestionaba Alix toda esa información. Si le decía que pasé la noche con Adrien me iba a atosigar, y estaba cansada.
—Me fui porque la fiesta no me pareció nada del otro mundo. Y era todo demasiado pomposo para mí —eso le dije—. Pero estaba un poco achispada y tuve la suerte de encontrarme a una compañera de clase que salía de otra fiesta y me acompañó y me llevó a su apartamento porque no tenía pies para ir hasta mi habitación, Alix... —puse cara de circunstancia, como si la noche se me hubiera escapado de las manos—. Y he pasado la noche ahí.
La fellow puso cara de póker y me recordó al emoticono de la cara con el moco colgando.
—No lo dices en serio —me espetó—. ¿Te fuiste de la mansión de los Llaves?
—Sí.
—¿Claude no intentó nada contigo? —ni siquiera parpadeaba.
—Sí lo intentó —musité—, pero creo que le rechacé.
—¿Crees?
—Sí.
—¡Qué atrevida! —posó sus manos en sus mejillas.
Alix no podía creerse que le hubiera dado puerta a Claude, y me mencionó algo sobre que a él nunca le habían rechazado. Pero yo sabía que sí. Claude era el cerrajero del que hablaba Alya. Ella le rechazó para irse con el Alfil, un Bone. Y creo que eso trajo cola... Hasta el punto que, cuando Claude se dio cuenta de que a Félix le llamé la atención, él enseguida se interesó por mí para devolverle la jugada a uno de los miembros de su fraternidad enemiga. Porque entre la Élite, las afrentas a la hombría eran imperdonables. Y con ello se devolvía la jugada ojo por ojo. Lo que hacía que me surgiera una pregunta:
¿Era Félix el Alfil? ¿Era él el amante de Alya?
Me duché y me acosté con muchas preguntas sin resolver. Y, cuando después de una hora de charla incesante sobre las virtudes de Jamie Dornan, Alix cayó inconsciente, decidí que era el momento de, en el abrigo de la noche y de mi edredón, empezar a leer con la linterna de mi iPhone la libreta que hallé en el interior de la nube. La verdadera investigación de Alya.
Y no iba a saltarme ni un punto ni una coma.
En algún lugar de La Tumba
Ellos se reunían cuando el día acababa para los demás, como si su mundo empezara entonces, y solo fuera apto para unos pocos elegidos despiertos.
En la solemne sala, bajo el alumbre de unas velas colocadas estratégicamente sobre la mesa de piedra en la que se contemplaba grabada y con relieve una estrella de cinco puntas invertida y dorada, los miembros de la Cúpula se hallaban reunidos de manera extraordinaria.
Cinco. Cada uno sentado en la punta de ese pentagrama.
Había mucho de lo que hablar. Los últimos acontecimientos entre algunos miembros de los Bones habían llamado poderosamente la atención de los líderes, que veían cómo entre sus predecesores se creaba un conflicto debido a la aparición de una misteriosa goyin.
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/ 03 / FUEGO INTERNO (+18 ADAPTACIÓN)
RastgeleCreí haberlo visto todo, pero nada me preparó para New Haven. Todo me cogió por sorpresa: las hermandades, los duelos de honor, la existencia de fraternidades de Élite, y ellos, los Bones. Yo era la heredera de la sabiduría de Alya y me había jurado...