24. Cita

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Nota: En itálica, es decir, así, el pasado. Con letras normal la narración en presente. Además diferenciaré los tiempos con (...) Disfruten la lectura :)

Me desperté un poco aturdida pensando en donde me encontraba. Paredes completamente blancas me rodeaban la cabeza y una sabana limpia me cubría del frío exterior. Llevaba puesta una camisa extremadamente ancha y solo llevaba la parte de abajo de la ropa interior.

Me levante de la cama viendo por la ventana y el cielo ennegrecido, entonces empecé a recordar lo que pasó el día anterior.

(...)

Tamaki y yo corríamos bajo la lluvia en busca de algún lugar en el que resguardarnos. Llevaba en mis hombros la chaqueta que me había dejado hace unas horas para que no tuviera frío, pero esta, ya completamente mojada, no hacia mucho efecto.

(...)

Con mis ojos di un recorrido rápido a la habitación viendo en un sillón que había en una de las esquinas el vestido que llevaba ayer completamente limpio y planchado.

(...)

Finalmente baje de mi cuarto cuando sonó el timbre de la casa dándome la señal de que Tamaki ya había llegado a recogerme.

Abrí e iba perfectamente arreglado con una camisa azul claro y unos vaqueros ajustados negros. Además llevaba en su brazo una chaqueta negra.

– Estas preciosa. – Me dijo con un sonrojo en sus mejillas, yo de igual forma le agradecí y salimos cerrando la puerta.

Llevaba puesto un vestido negro que era más corto por la parte de delante y por la parte del cuello y brazos era semitransparente con unas flores de adorno. Además tenía unas medias de rejilla con una botas de tacon. Me había maquillado sutilmente.

(...)

Sali de la habitación haciendo que un olor maravilloso llegara a mis fosas nasales. Me dirigí hacia la cocina donde se encontraba el peliazul cocinando el desayuno. Sonreí ante tal imagen a mis ojos. No me importaría despertarme así todos los días de mi vida, a decir verdad.

– Buenos días. – Me acerqué a él para ver lo que estaba haciendo, las clásicas tortitas.

– Buenos días. – Apartó la mirada de la sarten donde se encontraba la masa redonda para sonreírme. – ¿Qué tal has dormido? – Me preguntó.

– Muy bien, tu cama es muy cómoda. –  Sonreí.

(...)

– Creo que será mejor que duermas en mi cama, tu te has mojado más.

Salí del cuarto de baño donde me había dado una ducha caliente con una camisa que Tamaki me había dejado para dormir. Los trenes estaban estropeados y no había forma de que, con ese temporal, pudiera a llegar a mi casa. Por lo que después de haber estado corriendo durante 15 minutos llegamos a su casa, que era la más cercana y decidimos que me quedaría a dormir.

– No puedo aceptarlo Tamaki, es tu cama. – Nos quedamos mirando a los ojos con un poco de tensión en el ambiente por cosas no dichas. – ¿Sabes qué? ¿Por qué no dormimos juntos?

(...)

– ¿No te he molestado mucho? – Me preguntó de vuelta

– Tú nunca me molestas, Tamaki. – Dije esta vez dándole la espalda con un notable sonrojo en mis mejillas.

(...)

Después de 10 minutos andando por la avenida principal me decidí a preguntarle donde íbamos, ya que no tenía ni idea.

– Es una sorpresa. – Me sonrió mirándome fijamente a los ojos a lo que yo le hice una mueca y fije otra vez mi vista en el camino.

Las personas caminaban tranquilos hacia sus respectivos destinos y había algunas parejas cogidas de las manos a lo que yo me incomodé. Quería cogerle la mano a Tamaki y sentir que estaba conmigo pero creo que le incomodaría.

O eso pensaba hasta que una sensación calida se hizo en mi mano. Ahora la del peliazul sostenía la mía y si rostro estaba mirando al frente completamente rojo hasta las orejas.

– En este tiempo has cambiado mucho Tamaki. – Él me miró curioso. – Hace algunos meses no te hubieras atrevido a cogerme de la mano, y yo si quiera podría haber pensado que estaría en una cita contigo.

(...)

Ya estábamos en la mesa del comedor desayunando las deliciosas tortitas que había hecho cuando de pronto se corto la luz del piso.

– ¿Tamaki? – Le llamé para asegurarme que estaba bien.

– Estoy aquí. – Sonó justo detrás mía por lo que pude agarrarlo del brazo. Y el pasó uno de los suyos por mi cintura. – Tengo que ir a ver que pasa.

– Voy contigo.

(...)

Llegamos a un festival que se celebraba en las afueras del que no tenía idea. Paseamos por todos los puestos que había y finalmente Tamaki me compró un collar con el fósil de una concha. De cierta forma me recordaba un poco a él, ya que la mayoría de las veces se solía transformar en algún animal marítimo.

Algunos niños también lo saludaron reconociendolo por las noticias y algunas chicas nos preguntaban si éramos novios.

"Ojalá" Pensaba.

Al final, acabamos yendo a ver los fuegos artificiales cerca del río.

– _____, quiero decirte algo desde hace tiempo. – Lo mire fijamente. – Tú... Me gustas mucho _____.

(...)

Finalmente, la luz se había ido en toda el barrio por lo que nos quedaríamos sin ella durante unas horas. Tamaki encontró unas velas en un armario y las encendió. Por mi parte estaba un tanto incomoda ya que hacía algo de frio y la calefacción tampoco iba. Nos acurrucamos en el sofá con una manta por encima para resguardarnos algo del frio exterior y un silencio incómodo se apoderó de la sala teniendo como única música de fondo la tormenta que se desarrollaba fuera.

– Tamaki, creo que deberiamos hablar sobre lo de ayer. 

– ¿Sobre qué? – Me respondió mirando hacia sus manos a lo que yo puse las mías sobre las suyas.

– Tamaki... Tú...

(...)

Entonces, la lluvia comenzó a caer y yo me quedé sin palabras que decir. El cielo lloraba mientras me exasperaba por encontrar algo que decirle a Tamaki. Sus ojos se clavaban en los míos mientras la lluvía mojaba nuestra ropa.

Como si de un trance acababa de salir me cogió de la mano y empezamos a correr.

(...)

Me quedé en silencio sin saber qué decir mirándole mirarme.

Realmente este chico...

– Me gustas más de lo que jamás podrás imaginar.

"El desenfoque fuiste tú"

You | Tamaki Amajiki × Lectora [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora