9. Una ayuda

2.4K 307 65
                                    

Este es un texto para mí yo del pasado y un recordatorio para mí yo del futuro. Quiérete. Pese a todo lo que digan de ti, pese a todos los "consejos" de belleza que suponen verte mejor. Quiérete, ponte lo que te dé la gana y lo que te guste. Si estás gorda, ¿Y qué? Si, tienes muslos, ¿Y qué? Si, tus brazos están rellenos, ¿Y qué? Nadie se va a fijar en tus inseguridades porque ya están ocupados concentrándose en las suyas propias, así que solo quiérete, acéptate. No tengas miedo de mostrar quién eres y como eres. Cuando ya te hayas aceptado y querido entonces puedes empezar a cambiar aquello que quieras. Pero no hagas porque no te gusta eso de ti simplemente hazlo porque te gusta más de otra forma. Y cada vez que te sientas pérdida, recuerda que hay muchas personas con esas mismas inseguridades y que no tienes pecado de nada.

(...)

Pov. Mirio

Estaba en la agencia leyendo algunos documentos y libros, todo esto de dirigirla sería un caos pero daría mi mayor esfuerzo para salvar a un millón de personas. Siempre decía eso para auto convencerme de que podría hacer cualquier cosa si me lo proponía, y era mi objetivo. Sin embargo, solo hay una persona a la que de verdad me gustaría salvar y esa es ____.

Desde pequeña ha sufrido mucho con su madre y compañeros de clase. No era una chica que le interesase mucho tener una vida social, ni se interesaba por esta. Siempre parecía estar deprimida. Recuerdo que las únicas veces quela veía sonreír era cuando estaba con su padre. Se le vino el mundo abajo cuando murió y quise ayudarla por todos los medios pero simplemente no podía, no me dejaba ni yo tenía los medios.

Incluso cuando volvió a tener los ataques no fui yo quien estuvo allí con ella, fue Tamaki. Tamaki... Y yo liándome con una chica que no volvería a ver en la vida. Es algo que no me perdonaría jamás.

Cuando me dijo que le gustaba Tamaki me alegre por ella, pues era signo de que lo estaba superando poco a poco. Dos de mis mejores amigos podrían estar juntos, eso era algo que me hacía mucha ilusión, pero por otro lado algo se rompió dentro de mí.

Una llamada me sacó de mis pensamientos, la cogí instantáneamente cuando vi en nombre de Amajiki en la pantalla.

- ¿Mirio? - Preguntó cuando le cogí la llamada.

- ¿Pasa algo, tú no eres de llamar mucho? - Pregunté con alegría y una sonrisa pese a que él no podía verme en esos momentos.

- Bueno, si... - Suspiró y se quedó en silencio unos minutos. - ¿Te acuerdas cuando estuve con ____ en la biblioteca de la cabaña y le dio un ataque? - Preguntó indeciso y para mis adentros respondí "¿cómo olvidarlo?, si debería haber sido yo quien estuviera allí por entonces." - Bueno, pues me gustaría ayudarla de alguna forma. - Abrí los ojos sorprendido ante la iniciativa de mi amigo. - Pero antes de hacer nada he pensado de cómo iba ayudar a una persona a superar sus traumas si yo... bueno si yo no... Superaba mi timidez. - Susurró lo ultimo haciéndolo casi inaudible.

» Por eso decidí acudir a un psicólogo que me ayudara y... bueno... Me ha dicho que lo primero que podría hacer sería salir un poco más con algunos amigos. - Me sorprendí gratamente a su propuesta. - Por eso te preguntaba si estabas libre hoy por la tarde.

Pov. _____

Después de salir de clase, me dirigí a mi casa. Ya hacía más de un año que tomaba el mismo camino, el mismo camino que ignoraba el sitio donde murió mi padre. Al bajar la cuesta de la academia y cruzar la avenida, se tomaban dos desvíos. Los alumnos que se dirigían al centro-este de la ciudad cogían el desvío de la derecha y los de centro-oeste iban al izquierdo.

Yo vivía en un conjunto de apartamentos al este, y sin embargo siempre cogía el camino opuesto para evitar el hotel donde ocurrió el accidente, pues me traían horribles recuerdos el solo mirarlo.

Supuse que en algún momento de mi vida tendría que superar este miedo, es decir, por algo estaba yendo a terapia. Necesitaba superar todo lo antes pasado.

Me plante frente a ese edificio horrorosamente feo de hormigón gris del que salían algunas personas de vez en cuando.

- ¿____? - Me nombraron por detrás y me sobresalte ya que no había sentido la presencia de nadie a mí alrededor. Me di la vuelta y descubrí a Tamaki con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

- ¿Tamaki? ¿Qué haces aquí? - Pregunté interesada, pues nunca lo había visto por esta zona de la ciudad.

- Vengo de la empresa. - Se rascó la mejilla, seguramente, un poco intimidado por mi presencia. - Esta noche tengo guardia por lo que me han dejado toda la tarde libre y este es el hotel donde me he alojado estos días ya que mi casa queda en la otra punta de la ciudad. - Dijo entrecortado y suspirando bastante. Asentí comprendiendo.

Con mi vuelta a la academia y las sesiones de terapia no me había acordado que todos los ex alumnos de 3º curso ya habían empezado a trabajar en algunas empresas, los que habían sido contratados claro. En el caso de Tamaki, si no recuerdo mal, Fat Gum le propuso un muy buen contrato para ser un novato y Mirio se había quedado con la agencia de Nighteye y cuidando a Eri.

- ¿Y tú? - Me preguntó de vuelta distrayéndome de mis pensamientos. - ¿Qué haces aquí? - Miré devuelta el edificio teniendo pequeños flashes de aquella noche en la que se llevaban a m padre en una camilla del hospital.

Dudé por unos momentos si debía decirle a Tamaki la verdadera razón por la que me encontraba parada viendo ese edificio de entre tantos otros que había alrededor fijamente. Al fin y al cabo, fue él quien estuvo conmigo cuando me dio ese primer ataque de vuelta.

- Solo... - Suspiré indecisa mientras me miraba incómodo. - Solo salí de la academia y decidí tomar este camino. - Hice el acto de colgarme bien la mochila a mi espalda para caminar a mi destino sin dar ninguna explicación alguna.

- ¡Espera! - Me sorprendí por su exclamación y me di la vuelta para verlo avergonzado mirando al suelo. - ¿Has ido a las sesiones de terapia que te había aconsejado el director? - Me sorprendí aun más por su preocupación y me sonroje un poco ante tal acto.

- Sí, tengo una sesión de una hora prácticamente todos los días. El director exageró un poco cuando le explicó mi caso, seguramente sea porque me quiere mantener vigilada y ocupada.

- Si necesita algo de ayuda... Bueno... - Hizo varios intentos y pausas hasta que al final lo pudo decir. - Puedes contar conmigo.

Una sonrisa se hizo inconsciente en mis labios alcomprender aquellas palabras. Que a lo mejor eran por cumplir, pero podía serque estuviera preocupado por mi verdaderamente, y eso era algo que me derretíael corazón



"Sonreid siempre aunque os cueste"

You | Tamaki Amajiki × Lectora [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora