-¡¿Estás completamente seguro de que estarás bien?!- Una joven pelirroja exclamaba en frente de su casa, vestida con el atuendo de jounin y con un bolso colgando de su hombro a tempranas horas de la mañana.
-Estaré bien, no pasará nada. - Le contestó tranquilamente Naruto Namikaze, quien estaba en frente de ella, debajo del marco de la puerta principal de la casa. -Ahora deberías preocuparte por ti.-
-Tal vez debería quedarme, solo por si acaso.- Se excusaba la mujer con tal de quedarse, viendo hacia un costado a un rubio mas alto.
-Kushina, estará bien.- Intervino Minato, que se encontraba junto a su esposa, colocando una mano sobre su hombro. -Además Naruto tiene razón, saldremos de la aldea así que debemos estar alerta.- Siguió hablando, recibiendo una mirada fría de parte de ella, erizando la piel del mayor al momento.
Sería un viaje de un solo día, en dónde en el mejor de los casos, volverían a la mañana siguiente, dependiendo de cómo esté la situación fuera de la aldea. Simplemente tendrían que llegar y apoyar a las fuerzas de Konoha en un frente contra Kumo. El Hokage le informó a Minato que lo mejor sería que no fuera con su equipo de genins/chunins, por lo que le ofreció a Kushina que lo acompañe.
Ella no estaba del todo segura, había abandonado su labor como ninja hace un tiempo, además de que tendrían que dejar a Naruto solo, preocupándose de que algo le pudiese pasarle. Había pasado mas de un mes desde que el Hokage le informó a Naruto respecto a que tendría que hacer el examen chunin, y en todo ese tiempo Kushina le había agarrado demasiado cariño al pequeño rubio.
-¿Seguro que estarás bien?- Volvió a preguntarle al pequeño Namikaze, teniendo un rostro de preocupación mientras lo veía.
El simplemente le dedicó una gran sonrisa mientras asentía. -¡Por supuesto!- Respondió alegremente. Le gustaba lo mucho que su madre se preocupaba por él. Pero algo que se volvió una costumbre hace poco, y que volvió a pasar de nuevo, fue que la pelirroja agarró los hombros del pequeño shinobi y lo atrajo hacia ella, abrazándolo en el momento.
-De acuerdo.- Respondió Kushina de manera resignada, mientras que Naruto correspondía el abrazo con algo de gracia. Así estuvieron unos segundos hasta que la pelirroja libero al pequeño rubio, dando un suspiro mientras dejaba caer sus hombros. No quería dejar al joven Namikaze solo. -hay ramen instantáneo en el alacena- Le informó la pelirroja, alegrando ampliamente al niño al momento.
En eso, Minato dio unos pasos al frente, colocándose junto a su hijo. -Naruto, quedas a cargo de la casa. Trataremos de volver lo antes posible.- Le decía colocando una mano en su hombro, mientras que el nombrado asentía. -¿Ella vendrá hoy?- Le preguntó el mayor con curiosidad.
-No lo se. Tal vez- Respondió Naruto encogiéndose de hombros -iré a entrenar en la tarde. Seguramente la vea ahí.- Supuso, ganándose una mirada pícara de la pelirroja. -¿qué?- Preguntó confundido, levantando una ceja en el proceso.
-Te gusta- Afirmó Kushina con una sonrisa traviesa, haciendo que ambos rubios abrieran los ojos, mientras que el rostro del menor tornara un color rojo. -¿No es así?-
-¡Claro que no!- Se negó ante la acusación de su madre, cruzándose de brazos, y girando su cabeza hacia otro lado. Esa acusación de parte de su madre sique era penosa, y odiaba que ella lo viera de esa manera.
-Claro que si- Seguía insistiendo la pelirroja, golpeando con el codo al pequeño Namikaze, mientras éste seguía tomando un color rojo más fuerte. Ante tal escena, Minato solamente podía negar con la cabeza, mientras sonreía.
-Ya es hora de irnos- Habló el rubio mayor colocando una mano en el hombro de su esposa, quien giró su cabeza hacia él sabiendo que ya era hora.
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Cambios necesarios
AventuraPor lo general, la vida es una sola, y muy pocas veces otorgan segundas oportunidades en ella. Pero la mayoría no tiene tanta suerte al respecto. Este no es el caso para Naruto Uzumaki. Ahora tiene la oportunidad de cambiar las cosas a su favor, de...