𝗥𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗼

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Peter parecía el hombre perfecto, era tierno, romántico, guapo y ni decir de su cuerpo bien trabajado. Pero, había algo que no dejaba en paz al azabache: todas las noches al irse a acostar su mente se nublaba de pensamientos sobre su familia, ¿qué tal si lo necesitaban? ¿qué tal si tenían miedo? Él se había ido sin ninguna despedida ni aviso, su familia no sabía donde estaba ni que había pasado con él, mucho menos por que se había ido.

Desde las últimas semanas estando en queens, lo único que tomaba lugar en su mente era su familia.

El castaño le estuvo preguntando que le pasaba durante su estancia ahí, aveces, para Peter, Five no estaba cómodo ahí, no se sentía convencido de que el ojiverde estuviese felíz.
Pero aún así, era su invitado, tenía que encargarse de que se sintiera como en casa, y no como él creía que se sentía.
Ahora se encontraba en la litera, sentado con los pies sobresaliendo de la antes mencionada, sus codos recargados en sus piernas y sus manos recargadas en sus mejillas. Todos los días acostumbraba a hacer eso, sentarse ahí unos cuantos minutos viendo hacia afuera.
Al parecer para Five eso era un tanto "relajante", y lo dejaba pensar.

El ojimiel, Peter, lo observaba desde el escritorio que estaba justo frente a la litera, preguntándose que es lo que el contrario pensaba, o sentía.
Se levantó suspirando, llamando la atención de el de ojos verdes, quien lo miró confundido pues tenía el ceño fruncido y los ojos perdidos.

—¿Te sientes incómodo estando aquí?—preguntó tratando de no sonar raro.

—¿A qué va tu pregunta?—respondió de la misma manera.

—Sólo... ah.—bajó la mirada, moviendola hacia otra parte.—Solamente quiero que seas sincero conmigo.

—¿Y qué quieres que te diga?

—Quiero que me digas lo que quieres... lo que quieres realmente de mí.—volvió a mirarlo.

—¿De qué hablas, Parker?—bajó de la litera para dirigirse al castaño.

—Dime lo que realmente sientes, dime qué quieres conmigo.—se encogió de hombros.

Five suspiró.

—No quiero una rivalidad entre nosotros después de esto...—desvió la mirada.

—¿Qué?

El azabache se dirigió a la puerta de la habitación sin decir nada, Peter se quedó confundido y solamente lo miró irse.
Y se estarán preguntando, ¿qué era lo que había pasado con estos dos las últimas semanas? y, ¿a dónde se dirigía?
Bueno, los chicos se habían dado una oportunidad de estar juntos, pasaron los días saliendo a caminar, llendo a comer, visitando la feria, entre otras cosas que hacen los enamorados. Pero no, no habían sido novios aún, solamente estaban tratando de funcionar.
El azabache se mostraba raro los últimos días que salieron, desanimado, triste... y provocaba que Peter se sintiera extraño, y es por eso que ahora tuvo el valor de hablar con el de calcetines.

Five se dirigía a una cafetería, necesitaba café para relajarse y poder pensar... la idea de su familia necesitada de él, lo dejaba triste.
Llegó a su destino y abrió la puerta levemente, entró y se dirigió a una de las mesas más cercanas. Llamó a la mesera y enseguida le tomó su pedido.
Segundos después se escuchó el sonido de la puerta, unos hombres de negro entraron al lugar, pidieron su comida y se sentaron.
Algo no cuadraba con estos, su aspecto, y sus miradas vacías daban mucho de qué pensar.
Five los miraba descaradamente, como si no supiera lo que es ser prudente, hasta que uno de los tipos se percató de ello y se levantó, al parecer dirigiéndose a él.

—Estás muy entretenido mirando, ¿no, jovencito?—sonrió en falso.

—Ni que fueran muy divertidos.—dijo simplemente.

🥀𝐋𝐢𝐩𝐬 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐜𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞🥀 𝒻𝒾𝓋ℯ 𝓍 ℊ𝒾𝓁𝒷ℯ𝓇𝓉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora