Capítulo XXVII: ¿Es grave?

301 27 3
                                    

-¿Haz comido algo hoy? –ella negó con su cabeza. -¿Ayer?

-No

-¿Nada de nada?

-Solo… solo el desayuno.

El doctor la miro a ella y negó levemente con la cabeza, quitándose las gafas, con calma, las guardo en el bolsillo de su delantal, junto con su lápiz y volteo a verme.

-¿Estaba usted enterado de esto, señor Kaplan?

-No –respondí, todo aquello me estaba tomando por sorpresa. -Yo no sabía...

Rominna estaba sentada en la camilla con una bata del hospital, ella miraba el suelo sin decir una palabra. Toda felicidad de hoy en la tarde se había extinguido completamente de ella.

El hombre me miro como reprochándome con la mirada, parecía que de alguna forma me culpaba de no ponerle atención a Rominna y si, tenía la culpa. En los últimos días la había descuidado un poco.

-¿Haz tenida alguna recaída últimamente?

Rominna levanto su cabeza ante la pregunta del doctor, sus ojos estaban levemente rojos y cristalizados. Ella trago en seco antes de contestar.

-Hace casi año

-¿Nada más? –ella negó. Volvió a tragar en seco, pero esta vez se tragó sus lágrimas. -¿Segura?

-Sí, segura.

-Rominna no puedes ocultarme nada.

Ella miro al doctor con una actitud completamente desafiante, totalmente a la que tenia un segundo atrás. Nunca había visto una mirada así de firme en ella.

-Completamente segura, doctor. –sus palabras fueron como cuchillos, duras y afiladas.

El hombre la miro por un segundo, escrutando cada milímetro de su expresión y volvió a escribir en su libreta.

-Necesitare verla la próxima –dijo el doctor dirigiéndose a mí. –Pues cambiarte Rominna.

Mi princesa bajo de la camilla, aún estaba un poco mareada, pude notarlo en la forma en que arrastro su andar hasta el pequeño baño de la consulta, cerró la puerta dando un fuerte portazo. Si la conocía bien, ella se había molesto por la actitud de duda del médico. Si van a dudar de alguien que no sea de ella.

-Supongo que usted se encuentra al tanto del historial médico de la paciente.

Algo en mi estaba empezando a apoyar a Rominna en su molestia con el médico.

-Lo conozco, y bastante bien.

-¿Su tipo de estrés?

-Perfectamente.

-¿Entonces como es que esto ha pasado?

-No lo sé, yo… yo debí poner atención. Pero estaba bastante bien, no sé qué ha pasado.

En realidad no lo sabía, desde que Sophie nos abandonó, Rominna no había vuelto a tener este tipo de recaída. Y las que había tenido durante ese periodo de "recuperación" de nuestra perdida, no la habían llevado a dejar de comer.

Algo estaba mal.

-Necesito que la vigile desde ahora en adelante. –el doctor firmo un par de papeles y me los tendió. –Necesito estos exámenes para la próxima consulta.

-Está bien. –cogí las hojas y les di una rápida lectura. Una prueba de sangre, otro examen que no entendí y un par de medicamentos.

-Sus defensas han bajado un poco, necesito saber que anda mal con su sistema.

-¿Es algo grave?

-No lo sé, puede si, como puede que no. Eso nos lo dirán los exámenes.

Aquellas palabras fueron como un duro golpe en el estómago. Si ya me sentía culpable por esto, ahora me sentía el doble o quizá el triple de culpable.

Rominna salió del baño ya vestida y con una expresión de pocos amigos. De inmediato llegó a mi mente una pequeña frase que ella me había dicho hace un tiempo atrás: “A veces la tristeza se expresa con rabia”.

-Ya puedes irte Rominna –la voz del médico interrumpió mi corto análisis de ella.

Rominna le dio una pequeña ojeada al doctor, hizo un movimiento de cabeza a modo de despedida y salió de la consulta. Por mi parte, le di un apretón de mano al médico, solo por cortesía y salí tras ella.

A través del dolor {Segunda temporada de "Cumplir un sueño, y ¿algo más?"}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora