PARTE 1 - Capítulo 4

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—Aquí tienes —dijo una voz, dejándole una cerveza delante a nuestra castaña— Ahora explícanos bien que ha pasado —ordenó. Se trataba de una chica alta, con curvas, ojos verdes y una larga melena negra. Era Ruth.

Sofía la miró a ella y a las demás. Habían quedado en el piso de Ruth para cenar y para interrogar a la castaña. Los restos de una cena mejicana seguían en la mesa, acompañados de unas cuantas cervezas ya vacías a las que se sumarían algunas más.

—¿Qué queréis que os diga? —preguntó Sofía dando un sorbo de su tercera cerveza esa noche.

—La semana anterior por ejemplo, ¿no hablasteis? —preguntó Andrea comiéndose unos nachos y colocando los pies sobre la mesa, Ruth la fulminó con la mirada. La pelirroja bajo los pies al instante.

—Discutimos, él llevaba ya tiempo haciendo comentarios del tipo "pff si estuviera soltero triunfaría en las discotecas", "has visto esa me acaba de devorar con la mirada" o "¿te imaginas una relación abierta?" —explicó Sofía imitando la prepotencia que solía aparentar él— La cuestión es que al final me cabree y le pregunté que si es que no quería estar conmigo o algo, se cabreó y me dijo que me pensara yo esa pregunta porque llevaba ya tiempo que todo me molestaba y que él no hacía nada bien —Diana soltó un bufido y Sofía la miró de reojo, ya que la tenía al lado— El caso es que yo acepté y me bastó un día para decidir que... —la voz de la castaña se quebró y un par de lágrimas asomaron a sus ojos. Respiró hondo— Decidí que lo que teníamos valía la pena y que solo teníamos una mala racha... —Sophie agarró la cerveza y le dio un largo trago.

—Y luego el chaval al pasar una semana se acojono —sentenció Ruth— No sé qué decirte Sophie, puede que sea ansiedad sí o que simplemente sea un capullo.

—Lo mínimo habría sido decírselo a la cara —comentó Diana.

—No podemos arreglar el pasado así que... —contestó una chica rubia y de ojos azules. Era Charlotte.

—Como bien sabéis yo tengo ansiedad así que podría imaginar como debe estar la cabeza de Álex ahora mismo. Yo creo que él te quiere mucho Sophie, cariño, pero si está teniendo una crisis sumándole la situación en la que estabais... —dijo Andrea.

—Sí yo lo sé Andy—dijo entonces Sofía a media voz— Sé que la ansiedad es una putada. Sé que él lo debe estar pasando mal y estoy muy preocupada por él, llevo meses diciendo que debe ir al psicólogo. Pero que me haya echado así duele... Y que me diga que si se da cuenta que se ha equivocado lo arreglara, también duele. El otro día le vi y parecía tan normal él —todas la escudriñaron con la mirada, la castaña no había comentado ese hecho hasta ahora— Quedé con él para devolverle la sudadera, apenas nos vimos diez minutos... él quería tomar algo pero yo no podía controlar las lágrimas así que me negué... Aún así —añadió la castaña— ¿Qué más da ya? Ha pasado casi un mes... Ya he recogido las demás cosas que me regaló, está todo en una caja al fondo del armario. Ahora solo me queda esperar a que pase el dolor.

—Se va arrepentir estoy segura... —contestó Andrea apurando su cerveza.

—Pero tú Sofía no debes esperar nada —dijo Ruth— Has hecho bien en esconder las cosas.

—Exacto y ya te dije yo que pensaba —fue lo único que dijo Diana para luego acariciar la cabeza de Sofía que yacía medio apoyada sobre la mesa— Creo que hay una aquí que no debe beber más... —comentó con cariño, Sofía ronroneó, le gustaba que le acariciaran el pelo. Aunque dejaba que poca gente lo supiera, Di era la única persona además de Álex que se había acercado tanto a su yo real.

—Tristeza y alcohol mala combinación —dijo Charlotte— ¿Os apetece cambiar de tema y una partida de cartas? —Ruth, Andy y Diana la miraron sorprendidas, Sophie empezó a reírse y, tras ella, todas se rieron.

Nankurunaisa (Editando Parte1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora