PARTE 1 - Capítulo 8

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Cuando todos bajaron del autobús el conductor respiró aliviado, por un momento había imaginado que en una de las curvas el vehículo no podría mantener el equilibrio de lo lleno que iba. Sofía había observado a los demás en silencio, todos estaban alegres, «Tendré que esforzarme esta noche...» pensó para después centrar la atención en las luces de la ciudad y volver a pensar en Álex.

Todos se encaminaron al restaurante, que quedaba cerca, guiados por Daniela que encabezaba la marcha con un paso extremadamente acelerado. Se trataba de un enorme restaurante ubicado en una de las calles principales de la ciudad, su enorme entrada era básicamente una enorme cristalera a través de la cual podías observar el interior del restaurante, un lugar de altos techos y con diversas lámparas de estilo industrial, Sofía las miró interesada, le encantaba ese estilo de decoración. Al final del restaurante les esperaba una larga mesa ya preparada.

—Siempre nos sentamos igual —se quejó Daniela, una vez la gente había escogido asiento.

—Por afinidad. Con quién vas a hablar más —contestó Marta mirando su carta— ¿Qué os vais a pedir?

—Pues la pizza con foie —contestó Daniela para luego ponerse a hablar con Javi, otro compañero.

—¿Y vosotras? —cuestionó de nuevo Marta observando a Andrea y Sofía.

—Pizza de sobrasada —dijo Andrea.

—No tengo mucha hambre la verdad —contestó Sofía ojeando la carta— supongo que me pediré una Hawaiana, para marcar la diferencia sí —aclaró adelantándose a Marta con una sonrisa.

—Beh, piña caliente —gritó Javi para luego irse de nuevo de la conversación.

—Tienes que empezar a comer más —comentó Marta, Sophie la miró de reojo bajo la atenta mirada de Andrea— Debes dejar atrás el mal de amores. Él ha perdido más de lo que tú has perdido. Y lo sabes.

—No sé qué sé —contestó la aludida con sinceridad, no tenía ganas de hablar del tema y menos ahí en medio.

—¿Cerveza? —preguntó entonces un camarero. Inmediatamente casi toda la mesa alzó la mano y el camarero anotó el pedido.

—Hoy salimos de fiesta y te distraes —dijo Andrea cerrando el tema que Marta había abierto.

La cena transcurrió entre risas, comida y alcohol. Sofía apuro su tercera cerveza intentando prestar atención a lo que alguien estaba gritando, imposible no entendía nada de lo que decían desde la otra punta de la mesa.

—¿Qué dicen? —preguntó la castaña a su pelirroja amiga.

—Que nos vamos al pub Lobo Blanco —informó Andrea con una sonrisa.

Lobo Blanco, un local perdido entre los laberínticos callejones del barrio gótico de la ciudad. El animado grupo se adentro en esas calles apenas iluminadas con viejas farolas, de vez en cuando —a lo lejos— oían gritos de fiesta, así como también quejas de algún vecino con ganas de tirarle una maceta a alguien sobra la cabeza. Anduvieron poco más de diez minutos entre las adoquinadas y sinuosas callejuelas hasta que llegaron a lo que parecía un pequeño bar de barrio adornado con un cartel de neón azul que rezaba; White Wolf Pub

El local se adentraba en el subsuelo a través de una escalera de piedra, las paredes lucían pintadas y garabateadas con todo tipo de dibujos, nombres de parejas y números de teléfono con un claro "Llámame" escrito al lado. Estaba bastante lleno, la gente reía y brindaba por todas partes, pero encontraron una pequeña mesa.

—¿Qué quieres tomar Sofía?— preguntó Andrea dejando su cosas en el banco de madera que reseguía la rugosa pared de piedra blanca.

—Una jarra— contestó la chica dándole un billete de cinco a su amiga y tomando asiento.

Nankurunaisa (Editando Parte1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora