PARTE 1 - Capítulo 5

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No se lo había dicho a ninguna de sus amigas, ni tan solo a Di. Llevaba tres días hablando con Álex, como si nada hubiera pasado y eso le tocaba un poco la moral. El móvil vibró de nuevo por lo que Sofía bajo el fuego del fogón para asegurarse de que la pasta que estaba hirviendo no saliera de la olla.

"¡Buenísimo el anime que me recomendaste!"

Sofía suspiró, era Álex, como no.

"Me alegra que te gustara"

Tecleó una respuesta rápida y volvió a prestarle atención a su comida, aún tenía que hacer el sofrito. El teléfono volvió a vibrar, Sofía lo observó de reojo.

"Perdona si molesto.
No estoy teniendo
una buena temporada..."
Había dicho Álex.

Sofía no contestó al instante, siguió cocinando presa de sus pensamientos. A sus pies Natsu iba de un lado a otro atento a cualquier tipo de cosa comestible que pudiera caer al suelo. El olor de la pasta recién hecha inundó pronto la cocina, provocando un gruñido procedente de la barriga de la castaña, Natsu la miró.

—No me juzgues, tengo hambre —dijo la chica. La noche anterior no había cenado y apenas había desayunado algo más que un café con leche. La verdad era que estaba perdiendo peso pero es que tampoco tenía mucha hambre, realmente se obligaba a comer la mayoría de las veces— ¿Qué hago, Natsu? ¿Le contesto? Que no tiene una buena temporada dice... Yo sí, estoy rebosante de alegría...

"¿Todo bien con la ansiedad?"

Preguntó al final Sofía.

"¿Nos podríamos ver? Tomar un café...
Por favor..."

Era un martes por la tarde y el calor empezaba a notarse en las calles, el verano ya había llegado. Sofía caminaba decidida hacia la cafetería, se había puesto unos pantalones tejanos cortos, una camiseta blanca holgada de tirantes —que destacaba su generosa copa D— conjuntada con un fino cárdigan gris, y sus preciadas y cómodas bambas blancas.

Las calles estaban repletas de turistas que se hacían fotos en medio de la carretera. ¿Porqué? Pues porque al final de la calle se alzaba el Arco del triunfo. «Algún día atropellaran a alguien» pensó Sofía al ver como unos ingleses salían corriendo de en medio al verse prácticamente arrollados por una furgoneta blanca.

Sin siquiera darse cuenta sus pasos la habían dejado ya en la cafetería. Sofía miró a su alrededor, él aún no había llegado. La castaña se sentó en un banco y espero, no tardó mucho en llegar, a lo sumo unos cinco minutos. Vestía un pantalón de chándal azul marino, unas bambas viejas y una camiseta blanca básica. Álex miró a su alrededor, no la vio. Sofía suspiró y se levantó de su asiento, mientras se acercaba lo observó detenidamente, parecía haber engordado y llevaba la barba y el pelo desarreglados. A la chica le dio cierta pena verlo así, Álex siempre había sido muy presumido, mucho más que ella, aunque ella no lo era mucho, pues no le gustaba que la miraran o ser el centro de atención.

—Hola —dijo sobresaltando al chico que la miro de arriba abajo.

—Hola... —contestó él dándole dos besos. Sophie no se apartó esta vez— ¿Café? —preguntó con esa sonrisa de niño que solo él sabía hacer y abriendo la puerta para la castaña.

Ambos entraron y se colocaron ante el pequeño mostrador para hacer cola, en menos de un minuto la mujer les preguntó qué querían tomar.

—Para mí un café con leche, por favor —pidió la chica mientras rebuscaba en su bolso.

Nankurunaisa (Editando Parte1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora