Capítulo XXIII

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Era un fenómeno bastante extraño que parecía perfectamente normal a primera vista. Nunca en los diecisiete años de mi vida he podido sentarme a la mesa con la familia Boutroux, a pesar de que son considerados mi familia más cercana.

Aunque la relación de esta familia es completamente diferente de lo que debería ser.

-Ese pavo es genial para ti, Lu-, dijo mi madre, queriendo romper el largo silencio en la mesa.

Luisa sonrió brevemente, mirando cálidamente a su esposo.

-Weska acababa de preparar el pavo. Tampoco pensé que fuera un mal cocinero.

El Sr. Boutroux asintió mientras cortaba otra rebanada de comida con un cuchillo.

-¿Quizás quieras cambiar tu profesión, Weska?- Papá le habló en tono juguetón, tomando un sorbo de agua en un momento. - Ser médico de cabecera debe ser agotador, ¿eh?

-No me quejo,- respondió secamente, mirando a mi padre.

-Weska ha estado tomando muchas vacaciones últimamente. Tiene algo de tiempo libre y prácticamente se quedara en casa durante todo el receso de Navidad. Incluso estábamos planeando un viaje- intervino Luisa, encontrándose con la mirada de su esposo irritado.

-Eso es fabuloso-, dijo mamá. - También estábamos pensando en un viaje después de Navidad, pero todavía no sé si tendré días libres.

- ¿Si? -Luisa casi saltó en su silla. - ¿Quizás podríamos ir juntos a algún lugar? No hemos ido a ningún lado desde que nuestros hijos eran muy pequeños -aquí la mujer me dio una sonrisa cordial.

-Ah, en ese entonces no querían matarse entre ellos-, se rio papá, empujándome a un lado.

Kai me miró brevemente, como si frunciera los labios para evitar una repentina carcajada.

-Quizás salir juntos no es tan mala idea-, Weska se volvió hacia mis padres, después de un momento mirándome. - Quizás Hera haría que Kai se enderezara de alguna manera.

Al ver que Kai Boutroux volvía a poner los ojos en blanco, quise hablar, pero no tenía ni idea de qué decir. Discutir con el Sr. Boutroux fue condenadamente difícil, y preferí quedarme en silencio a su lado.

-No hay nada que hacer, Weska-, dijo mamá. -Hasta donde yo sé, todavía no se quieren tanto como antes-.

-Supongo que nunca podrán -Habló mi papá, y abrí la boca para responderle, pero no sabía qué.

En realidad, ¿Cómo fue mi relación con Kai Boutroux?

Kai me miró y su expresión no cambió ni por un momento. Probablemente tanto como no sabía cómo comentarlo.

- Vamos, Jacob. Se llevan mejor entre ellos durante el entrenamiento, y un viaje conjunto no sería tan malo, ¿verdad Kai? -Aquí Luisa miró interrogante a su hijo, quien asintió brevemente.

-Está bien-, dijo con incertidumbre, su voz ronca.

Entonces los ojos de mi madre y Luisa se cruzaron y ambos se dieron una amplia sonrisa, como si alguien acabara de verter un litro de miel en sus corazones adolescentes.

-Dios mío, Paige, ¿recuerdas nuestro cuaderno de moños? - se rio Luisa, y mi madre se echó a reír de inmediato.

- Estamos en el camino correcto, Luisa.

-Weska, ¿podrías darme un pañuelo?


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