Capítulo XXVI

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A las 6 p.m., de pie con una chaqueta de plumas y una gorra puesta sobre mis orejas, miré el frente de mi casa mientras esperaba el auto de Kai. Nuevamente, dejé una breve nota en el refrigerador con respecto a mi partida de la casa, ya que papá había estado durmiendo una dulce siesta en el sofá de la sala de estar por un tiempo y mamá todavía estaba en el trabajo.

Entonces las luces del coche iluminaron la entrada y salí silenciosamente de la casa, sin querer despertar a papá.

Además, no quería que nadie de mi familia me viera subir al auto con Kai Boutroux. Fue bastante extraño para mí, y mucho menos para el corazón de mi madre, quien siempre había tratado de hacernos mejores amigos como el de ella y el de Luisa.

Abrí la puerta del auto, entré lentamente y luego cerré la puerta. Kai no dijo una palabra como yo. Me senté inmóvil, aferrada a la manija de la puerta. Kai condujo el vehículo hacia adelante, pero nuestra ruta no tomó mucho tiempo, porque después de un tiempo estacionó el auto en una casa completamente al azar cerca de nuestra propiedad.

- ¿Aquí es donde querías llevarme?- Me burlé, rompiendo el silencio y mirando por el cristal.

-Tenemos quince minutos para preparar nuestra operación de rescate-, dijo, haciéndome fruncir el ceño significativamente.

- ¿Por qué quince?- Pregunté, mirándolo por el rabillo del ojo.

- A las 18:15 horas comenzamos el recorrido del viaje de presentación, ¿no te acuerdas?-Resopló, como si se riera, y se encontró con mi mirada después de un rato. - Es como, ¿sabes lo que pasó ayer?

Me encogí de hombros, mirando los copos de nieve individuales que caían sobre el parabrisas.

- Le pregunté a mis padres, pero ambos se negaron a hablar de eso. Mi mamá parecía un poco rota- le dije lo que asintió.

-Mi mamá tampoco quería hablar de eso, ya lo hemos discutido-, dijo. - ¿Crees que discutieron?

-Luisa y Paige nunca discuten-, respondí de inmediato, un poco en su mente. -De todos modos, no hay nada que podamos hacer al respecto ahora-.

- ¿Por qué? - Aquí Kai me miró inquisitivamente.

-Hasta que sepamos lo que está pasando, ni siquiera podemos seguir adelante, ¿de acuerdo?- Suspiré, apoyándome más fuerte contra el asiento.

Kai Boutroux se rio.

- ¿No es suficiente con juntarlas en alguna parte?

- ¿De qué estás hablando?- Negué con la cabeza con desaprobación.

-He notado que encerrarse en una habitación con alguien resuelve conflictos, ¿sabes?- El moreno frunció los labios, tratando de no reír en el momento en que lo enfrié con una mirada.

-Oh, no creas que te perdoné ayer y resolví cada conflicto contigo-, cerré los ojos por un momento, negando con la cabeza de nuevo.

- ¿Quizás solo los compañeros enemigos?- Citó el título de nuestras nuevas reglas, sonriendo con picardía.

-Es tu invención,- le señalé con el dedo y él se rio de nuevo.

-Que así sea-, soltó los volantes, levantando las manos como si se rindiera. - Solo quiero que sepas que no voy a dejar que enemigos desfavorables se sienten en mi auto - entonces escuché un sonido abriendo la puerta del auto.

Miré detrás del cristal y vi que la nieve caía cada vez más fuerte, y luego mis manos, rojas por la escarcha. Suspiré profundamente.

Amigos los viernes (a las 6pm) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora