Capítulo X

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DIEZ: MACHITO, TÚ NO ME MANDAS

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DIEZ: MACHITO, TÚ NO ME MANDAS

Ben abrió hábilmente la puerta y me dejó pasar, cerrando la habitación después de un rato. Por un momento me pasó por la mente que cambiar de asiento era solo una excusa para aislar la sala de la multitud de la fiesta. El chico miró rápidamente de un lado a otro, observando un largo momento a una pareja que estaba parada cerca de una de las puertas.

- Entonces, ¿vas? -Pedí un largo momento, quieto. - ¿Qué estás mirando? Pregunté un poco más impaciente.

-Me gusta ver a la gente meterse la lengua en la garganta-, se rió, sus labios se convirtieron lentamente en una sonrisa traviesa.

Rodé mis ojos, empujándolo hacia un lado.

- Aparentemente a la gente le gusta mirar lo que está más allá de su alcance - concluí brevemente con la frase del niño, quien negó con la cabeza.

- Entonces, ¿por qué me miras? -comentó, gritando por encima de la música fuerte que venía del piso inferior.

Me quedé sin palabras, mirando hacia abajo y resoplando imperceptiblemente en voz baja.

-No te creas demasiado, Davis-, amenacé, arrugando la nariz. - No soy tu fan, nunca lo seré - le lancé una bala al chico que teatralmente se golpeó el pecho con la mano, apretando una herida imaginaria.

- ¿Dijiste que en la encuesta de Boutroux vs Davis, elegiste la primera opción sin dudarlo? -se burló irónicamente, apoyado contra la barandilla de la escalera. - No soy lo suficientemente estúpido, Hera. Lo odias.

Boutroux vs Davis es la encuesta de primera plana de ChiltonHighPlotTwist de la propia Sabrina, que marcha con orgullo por los pasillos, exaltándose con su gran idea editorial.

Negué significativamente con la cabeza, aunque era cierto que marqué la opción Boutroux de inmediato. Como entrenadora, por supuesto, sentí la necesidad de apoyo.

- No elegí ninguno, no juego esas cosas.

Error, Hera. Juegas.

- Vamos, sé bien que me elegirías - continuó Benjamin confirmándome en su enfermiza creencia, que poco a poco me volvía loca.

Suspiré pesadamente, inclinándome más cerca de la barandilla en la que estaba apoyado.

-No te conozco, y odio a Kai-, le expliqué brevemente. Hombre, ¿por qué se suponía que debía votar?

- ¿Tú no me conoce? -repitió, alzando las cejas suavemente. - Yo te conozco. Solíamos ir juntos al español, a veces te veo en la cafetería, estabas patinando sobre hielo en...

-Nunca hablamos-, dije, cruzando los brazos sobre el pecho.

Benjamin negó con la cabeza, sonrió con picardía y cerró los ojos por un momento.

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