Capítulo XV

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QUINCE: ERROR DE HERA, ERROR

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QUINCE: ERROR DE HERA, ERROR

Vi una imagen de Kai Boutroux simplemente pisando mi tapete. Ni siquiera lo había imaginado antes. No esperaba el día en que Kai tocaría el timbre sin Luisa o el Sr. Boutroux.

Respiré hondo varias veces. Me expliqué a mí misma que Kai solo había sido enviado por azúcar, leche o cualquier otro artículo faltante que pudiera tomar prestado al lado.

Agarré la manija de la puerta, la abrí lentamente y miré la situación con una mirada sombría.

Ante mí estaba Kai Boutroux en puro esplendor. Llevaba un chándal gris liso, una chaqueta roja de su padre y una gorra con rizos sueltos que brotaban de ella. Se veía realmente patético. Lo único que le faltaba en la mano era una taza en la que podía espolvorear la sal o el detergente.

- ¿Kai? - pregunté algo divertida. - Si estás buscando a mi mamá, entonces...

-Realmente te necesito, Campbell-, dijo a mitad de la oración, sacándome completamente de los caminos trillados.

Su sentencia me atravesó como un misil dejando un vacío terrible.

Aunque su tono sonaba indiferente, parecía profundamente sincero en alguna parte. Lo miré de nuevo, con las cejas ligeramente arqueadas. Sentí que me quitaban el habla lentamente.

Todo lo que podía escuchar era el silbido del viento y el canto de los pájaros, mirándolo sin decir una palabra, tratando de juntar todas las preguntas que presionaron en mis labios. Fue un momento que no esperaba en absoluto, y detesto las sorpresas de todo tipo por naturaleza. Siempre me ha gustado tener todo escrito y planeado cuidadosamente.

Sin embargo, ese día, nadie podría haber previsto que Kai Boutroux estaría parado en mi puerta, diciéndome que me necesitaba. Está más allá de la imaginación.

- ¿Qué? -pregunté no inteligentemente, separando levemente mis labios con sorpresa. -Vamos, Boutroux, Alanya es sin duda una persona más adecuada que yo-, dije con frialdad, viendo su expresión cambiar lentamente a molestia mientras lentamente descansaba su mano en su sien.

-El entrenador rechazó su oferta-, dijo, poniendo los ojos en blanco. - Te dije que no te preocupes por nada. Un entrenador no es tan estúpido como para entregar un piso tan importante a alguien de primer año.

Kai Boutroux sonaba realmente nervioso. Aun así, no me sorprendió. Había ido tan lejos como para hacer el peor acto de desesperación en su vida, parado sobre mi tapete rogándome por otra sesión de entrenamiento, aunque en realidad podía hacerlo él mismo.

- ¿Rechazó? -repetí, mirando a otro lado. - Además, no me importaba, Kai. No me importa.

Error de Hera, error.

- Claro, Campbell. No te importó, lo codifiqué - negó con la cabeza como burlonamente. - ¿Podemos ir ya a este entrenamiento? El tiempo es corto -dijo, mirando el pequeño reloj en su mano izquierda.

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