𝐄𝐥 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐬𝐢𝐧 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥

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Narra T/N

Luego del encuentro en la plaza todos se fueron a sus casa a buscar ropa y cosas para luego venir a dormir a la mía, yo llegué a ordenar lo más rápido posible. Mi pieza estaba llena de calzones tirados por todos lados, mi escritorio estaba lleno weas, mi maquillaje en todas partes y en fin, tenía la pura zorra. 

—Voy a buscar los colchones inflables y a ponerlos en el living—. Mi mamá avisó desde el piso de abajo, por mi parte estaba en mi armario buscando un pijama decente, que no tuviera unicornios estampados ni manchas de regla, una vez lo encontré lo dejé doblado en un lugar aparte. 

Sonó el timbre, pensé que se demorarían más en llegar. —Abriré yo—. Gritó mi madre, mientras tanto yo me arreglé el pelo a la rápida y bajé a saludar. Era el Noya, debí haber cachado que llegaría antes ya que vive cerca y sabe donde queda mi casa.

—Hola tía—. Nishinoya saludó mientras le entregaba a mi mamá un trencito. —Le traje un regalito por invitarme—. Dijo al darle el chocolate, me puse celosa, claramente.

—Hola Noya—. Saludé al libero quién se acercó a darme un beso en la mejilla. —¡Llegó el enano!—. Mi abuela quién había olvidado que seguía acá llegó a saludar 

—Mamá no empecí con tus weas—. Mi mamá suspiró, no le tiene paciencia a la anciana. Tomé al Noya de la muñeca e hice que subiera las escaleras conmigo, si seguíamos ahí esas dos señoras se iban a poner a pelear al frente nuestro y puta que pelean con ganas las fieras esas.

—¿Cómo se llama tu mamá?—. El Noya preguntó mientras caminábamos por el pasillo hacia mi pieza.  —Michella—. Respondí abriendo la puerta y haciendolo pasar.

—¿T/N, no crees que es muy pronto para esto?—. El chico preguntó mientras miraba mi pieza. 

—¿Para qué?.

—Para que hagamos uso de tu cuarto, primero déjame llevarte a una cita o algo—. Se rió burlón, lo miré con cara de culo, cuidado con don comedias.

—Chistoso, me reí—. Dije seria, el Nishi se tiró a mi cama de un puro salto. —Es cómoda, voy a dormir acá—. Dijo acurrucándose, no lo pesqué y seguí ordenando el desastre que quedaba.

—Oye—. Me llamó y me giré a verlo.

—¿Qué fue lo de la tarde?—. Continuó.

—No lo sé, fue el momento—. Dije nerviosa, que más quiere que le diga. "Es que estay rico y quería agarrar contigo po". 

—No es que no me haya gustado, pero no más—. Pidió mientras miraba el techo, algo me dolió en la guatita. ¿Tan malos son mis besos?.

—La próxima vez quiero que no sea el momento, onda quiero que me des un beso porque en verdad te gusto, si no me paso rollos por las puras—. Explicó sin mirarme. 

Me dejó con mucho que pensar, ¿se supone que me va a gustar el Noya? hermano para un poco, vamos muy rápido velocista. 

—No te pongai mamón sí—. Le sonreí para aliviar la tensión culiá que había en el aire. —Ya, última vez que se habla del tema—. Me devolvió la sonrisa. 

El timbre volvió a sonar y esta vez ambos bajamos a abrir la puerta, era el Daichi con el Suga quienes habían llegado juntitos. 

—Traje helado—. Dijo Sugawara entregándome una casata de heladito, que weón más tierno por la chucha, su voz culiá me derrite de amor. —Gracias Suguita—. Lo abracé como saludo, luego hice lo mismo con Daichi.

Weon Hinata weonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora