Se preguntarán

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—¿Papi? —preguntó Mao Kuan.

—¿Qué has dicho? —el tono de voz de Yibo había dejado de ser tierno.

Mao Kuan, intimidado al escucharla, se arrepintió de haber preguntado.

—Nada, que po'que no ibas a cases para pepara galletas.

Yibo dejó de hacer lo que estaba haciendo. Se limpió las manos en el mandil y se acercó a Mao Kuan para mirarlo de frente.

—¿Cómo sabes de Xiao Zhan? ¿Alguien te habló de él?

Mao Kuan se soltó a llorar.

Era la primera vez que su papá Yibo le hablaba así.

—Yo... Y-yo... —balbuceó mientras gotas gruesas resbalaban por sus mejillas.

Wang Yibo, arrepentido, se quitó el mandil y cargó a su pequeño de regreso a su habitación.

Mao Kuan no dejó de llorar en un buen rato. Escuchó a Yibo decir que le daría premios sí dejaba de llorar, pero no fue suficiente. Se sentía dolido.

¿Por qué nadie quería decirle dónde estaba su otro papá?

El fin de semana que estuvo con sus abuelos Xiao, también intentó preguntárselo a la señora Choi, pero ella, sólo bajó la mirada y le dijo:

Es mejor que sólo preguntes por tu papá Yibo. Por favor, Maomao, no preguntes a nadie más de él, ¿Vale?

Mao Kuan vio llorar a su abuelita después de eso.

El menor sabía que tenía un segundo padre. Y también que su papá Yibo lo seguía queriendo.

Hace unos meses, Mao Kuan descubrió un escondite secreto de su papá en el guardarropa. Era el único sitio en la habitación de Yibo con cerrojo. Siempre tenía curiosidad de saber qué escondía su papá ahí.

Las veces que Yibo no estaba en casa, el pequeño buscaba en cada cajón de su habitación alguna llave que pudiera abrir aquel escondite. Sin éxito. Hasta un día, sin querer, vio cuando su propio padre dejaba una llave detrás de un retrato en la pared.

La fotografía era del mismo Mao Kuan.

Estaba un poco alto para él, pero con la ayuda del buró y varios almohadones, al día siguiente logró sacar las llaves.

Aquel día, su papá Yibo había ido a un paseo escolar con sus alumnos. Mao Kuan se quedó al cuidado de la señora Yao y él sabía que su tía Yao no le ayudaría con su plan de descubrir qué había en ese escondite, así que al rededor de las tres de la tarde, había fingido quedarse dormido en la habitación de Yibo.

Cuando se aseguró que la señora Yao no estaba cerca, caminó al guardarropa y abrió el escondite secreto.

No era más que una caja de zapatos, le fue fácil sacarla y sentarse en el suelo a espiar aquel tesoro.

Cuando la abrió, lo primero que encontró fue una fotografía de Xiao Zhan.

Al principio, su rostro se le hacía un poco conocido, pero no sabía de dónde, hasta que fue sacando más objetos.

Descubrió más fotos donde aquel hombre estaba con su papá Yibo o con él cuando era bebé.

También había un montón de papeles que parecían cartas.

Mao Kuan aún no sabe leer y no pudo adivinar qué decían. Pero se robó una para pedirle ayuda a su maestra del cole a que la leyera por él.

También se robó la fotografía que había encontrado de Xiao Zhan, sin saber en ese momento quién era en realidad.

Volvió a dejar cada cosa en su lugar y luego se marchó a su habitación a esconder la carta y la fotografía en su propio lugar secreto.

Al día siguiente, el pequeño le pidió a su maestra ayuda a leer aquel papel. Ella, aceptó contenta, ignorante al contenido de la carta

A la hora del descanso, sentó con él en las banquitas del patio y extendió la carta, se aclaró la garganta y comenzó:

Querido tú: hoy se cumplen dos años desde que nos dejaste a Maomao y a mí... —la voz de la maestra se fue cortando hasta que volteó a ver al menor, asustada —A-Kuan, ¿de dónde has sacado esto?

Maestaa, se la enconté a mi papá, pero po'favor, dígame qué dice, yo no sé lee y mi papi no me querá decir.

Mao Kuan, hurgar en la privacidad de los demás no es correcto. Lo siento, amor, no puedo leerte esto.

Triste, hizo un puchero y cuando se dio cuenta, un montón de lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

La señorita Dong era una mujer muy cariñosa, en cuanto lo miró, le abrazó enseguida.

Cariño, perdón, no quiero herirte con lo que sea que diga esa carta —como vio que el menor no dejó de llorar, se rindió antes de arrepentirse y continuó leyendo: —Hoy se cumplen dos años desde que nos dejaste a Maomao y a mí. Dos años en los que no he dejado de preguntarme qué te pasó, o qué me pasó a mí. ¿Por qué, Xiao Zhan? Sino eras feliz conmigo me lo hubieras dicho, no habríamos llegado a esto... ¿Pero qué culpa tiene Mao Kuan? Era un bebé que te necesitaba... ¿Por qué le dejasteis? Dices que le amaste, ¿pero por qué no te quedaste con él? Seguimos viviendo en el mismo departamento que nos dejaste, por si algún día quieres regresar. Posdata: ¿Recuerdas cuando su palabra favorita era Shushu? Ahora es "¿Por qué?". Nuestro hijo es muy curioso en todo.

Miró a su maestra después de eso. Ella también tenía lágrimas en los ojos.

Perdón cariño —abrazó nuevamente al pequeño.

Aquel día, Mao Kuan fingió frente a Yibo estar bien. La señorita Dong le había prometido no mencionar nada a su papá y Mao Kuan no se mostró triste ni nada. Aunque por la noche, sí lloró.

Lloró porque no recordaba a Xiao Zhan y porque nadie hablaba de él. Ni siquiera sus abuelos Xiao habían mencionado su nombre nunca.

Tampoco tenían fotografías de él.

No podía preguntarle a Yibo, temía que comenzara a llorar o descubriera que había Mao Kuan había encontrado su caja de tesoro y se deshiciera de las fotos de su papá Zhan.

Por eso, desde ese día, cada vez que Mao Kuan se siente triste, busca en la caja de tesoros fotografías diferentes de Xiao Zhan.

También ha tenido un deseo incontrolable de leer las cartas de su papá Yibo, pero aún tenía que esperar para hacerlo él solo.

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—Maomao... ¿Alguien te ha hablado de Xiao Zhan? —preguntó Yibo cuando el menor se hubo tranquilizado. Él no respondió —bebé... No te voy a regañar ni voy a regañar a la persona que te haya hablado de él.

Mao Kuan hizo un último pucherito y metió su carita entre los brazos de su papá. Sin responder.

—Está bien. Hablaremos después de esto, ¿Vale?

Yibo sintió la cabecita de su bebé moverse en forma de asentimiento.

—Te amo, bebé.

—Te amo, papi.

Espero a que a Mao Kuan le ganara el sueño y se marchó a su habitación. Yibo sabía que en algún momento eso pasaría.

Tarde o temprano tendría una plática con Mao Kuan sobre su otro papá.

Aunque nunca creyó que eso ocurriría tan pronto.

Triste Sonrisa | MPreg [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora