Triste Sonrisa | MPreg [YiZhan]

Fui a buscarlo

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(Por Wang Yibo)

—Cumpleaños feliz. Cumpleaños feliz. Te deseamos un cumpleaños feliz —canturreamos todos al tiempo que su abuelo Xiao cargaba a Mao Kuan y lo llevaba a tomar asiento frente a su pastel.

—¡Sopla a las velas, corazón! —le dijo mi madre, grabándolo con su móvil —no olvides pedir un deseo.

También saqué mi teléfono y capturé esta vez a Maomao juntando sus manitas y pidiendo algo con tanta fe.

Después, con una sonrisa, sopló a las velas.

Una lluvia de aplausos inundó el lugar y le pedimos enseguida a mi hijo que le diera una mordida a su pastel.

Él, con sus brazos extendidos a los costados, se acercó a la orilla del pastel, cuidando que nadie se acercara a él y lo empujara.

—Te etoy vigilano, papá —me dijo atento.

—Aquí estoy. No me moveré —mentí. En realidad, quería empujarlo contra el pastel.

Justo al momento que Maomao iba a morder, el timbre del departamento sonó, distrayéndome a mí y a todos, haciendo que nos perdiéramos el momento en que Mao Kuan mordió el pastel.

—¡Eso fue trampa! —gritó Didi, tomando una servilleta para limpiar a mi hijo.

—Señora Yao, iré yo —dije.

—No, no, tú quédate aquí.

Con un movimiento rápido, la señora Yao desapareció y caminó a dónde llamaban en la puerta.

Me sorprendía un poco que llamaran de repente, todos los invitados ya estaban aquí. Quise imaginar que eran los de Wang Wa Ji.

—A ver, abre primero tus regalos... Éste es el mío —dijo su abuela Choi extendiendo un paquete cuadrado y grande.

—¡Tú! —gritó la señora Yao desde la entrada.

Todos nos giramos hacia donde provenía el grito, y yo junto con el señor Yong salimos primero.

Doblamos paso en el salón principal y nos encontramos con la señora Yao, llorando y mirando al hombre frente a ella.

Mi corazón se detuvo por unos momentos.

Era él. El padre de mi hijo.

—¿Xi-Xiao Zhan? —tartamudeé.

Él volteó a verme, pero no directamente a los ojos, por el contrario lo evitaba.

—Wang Yibo —habló.

Su tono de voz era frío. Seco.

No aparté mi vista de él por unos buenos minutos, en lo que lo observaba.

Había cambiado. Se miraba mucho más maduro que la última vez que lo vi. Estaba más delgado, su rostro incluso era más... Apuesto.

Un ruido exterior me hizo apartar mi vista de él y sólo entonces pude mirar al hombre con el que venía.

Por cómo lo sujetaba, noté que era más que un amigo.
Era su pareja.

Eso me rompió enseguida.

—¿Qué haces aquí? —gritó el señor Xiao.

—Hola, papá. Mucho tiempo.

—¿Mucho tiempo? —el señor Xiao me apartó unos centímetros de mi lugar para pasar hasta el frente y ocupar el lugar de la señora Yao —¿Dices mucho tiempo?

—¿Está Mao Kuan? —preguntó Zhan, sin mirar tan siquiera a su padre.

—¿Para qué le quieres? ¿Para decirle "hola hijo, feliz cumpleaños"? Es más, ¿Te atreves a decirle "hijo"?