—Ese es el sueño ruso, y Norteamérica no va a la zaga. Los burócratas de ambos países quieren lo mismo: control. El super yó, el centro de mando, canceroso y enloquecido. Por cierto, hay una relación entre la esquizofrenia y la telepatía. Los esquizofrénicos son telepáticamente muy sensibles, pero estrictamente receptores. ¿Notas la relación?
—Pero no reconocerías el yage si lo vieras.—Minho se quedó pensando un minuto.
—Por mucho que me disguste la idea, tendré que volver a Quito y hablar allí con un especialista del Instituto Botánico.
—Yo no vuelvo a Quito por nada —dijo Chan.
—No iré inmediatamente. Necesito algo de descanso y quiero sentirme bien del todo. No hace falta que vayas. Te quedas en la playa. Papá irá a conseguir la información.
De Manta volaron a Guayaquil. El camino estaba inundado, de modo que solo se podía llegar allí por avión o por barco. Guayaquil, una ciudad con muchos parques, plazas y estatuas, se levanta en la orilla de un río.
Los parques están llenos de árboles tropicales, arbustos y enredaderas. Un árbol que se abre como un paraguas, tan ancho como alto, protege del sol los bancos de piedra. La gente está mucho tiempo sentada.
Un día Minho se levantó temprano y fue al mercado. El lugar estaba abarrotado. Una población curiosamente variada: negros, chinos, indios, europeos, árabes, tipos difíciles de clasificar.
Minho vio a algunos chicos guapos, mezcla de sangre china y negra, delgados y llenos de gracia con hermosos dientes blancos.
Un jorobado con piernas atrofiadas tocaba un tosco caramillo de bambú, una lastimera música oriental con la tristeza de las altas montañas. En la tristeza profunda no hay lugar para el sentimentalismo.
Es algo tan inapelable como las montañas: un hecho. Una vez que uno lo comprende, no puede quejarse.
La gente se apiñaba alrededor del músico, escuchaba unos minutos y después seguía su camino. Minho se fijó en un joven de piel apretada sobre la cara pequeña, que parecía exactamente una cabeza reducida. No podría pesar más de cuarenta kilos.
El músico tosía de vez en cuando. En un momento, cuando alguien le tocó la joroba, gruñó mostrando los dientes negros y picados. Lee le dio unas monedas.
Siguió caminando, mirando las caras con las que se iba cruzando, examinando las entradas y las ventanas de los hoteles baratos. Una cama de hierro pintada de rosa claro, una camisa secándose..., retazos de vida.
Minho los observaba ávidamente, como un pez predador separado de su presa por una pared de cristal. No podía dejar de chocar la nariz contra el cristal en una pesadillesca exploración del sueño.
Finalmentese encontró en una sala polvorienta, al sol del atardecer, con un zapato viejo en la mano. La ciudad, como todo Ecuador, producía una impresión de curioso desconcierto.
Minho sentía que allí ocurría algo, que se le ocultaba una corriente subyacente de vida.
Aquella era la zona de la antigua cerámica chimu, donde los saleros y las jarras de agua constituían obscenidades indescriptibles: dos hombres a cuatro patas practicando sodomía formaban el asa de la tapa de una olla de cocina.
¿Qué ocurre cuando no hay ningún límite?
¿Cuál es el destino del País Donde Todo Vale?
Hombres que se transformaban en ciempiés enormes..., ciempiés que asediaban las casas..., un hombre atado a una cama y un ciempiés de tres metros de largo que se erguía sobre él.
¿Esto es literal?
¿Ha ocurrido alguna horrible metamorfosis?
¿Cuál es el significado del símbolo del ciempiés?
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Homosexual²/Chanho
Teen FictionTenerlo todo. Arrancas nuestros recuerdos de la pared. Todas las cosas especiales que compré ya no significan nada para mi, pero para ti eran todo lo que éramos, significaron más que cada palabra. Ahora sé exactamente por qué me amas. Toma todo el d...