capítulo nueve.

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Este libro no es de mi autoria, es de Pale_Cas
espero lo disfrute. uwu

James se sirvió su tercera taza de café.

Eran alrededor de las seis, sus clases ya habían terminado por el día por lo que estaba encerrado en su dormitorio.

Lo que siempre hacía.

La cuarta y quinta taza de café aseguraban que no dormiría hoy, aunque eso tampoco le importaba. No quería dormir de todas formas. Todo con lo que soñaba era con Thomas, alguien que intentaba alejar con todas sus fuerzas.

"Maldito Jefferson." Murmuro James tomando un sorbo de su café, sexto café. "Espero que toda esta cafeína me de un ataque al corazón." James murmuro tristemente, mirando su brazo magullado.

James salto cuando sintió unos suaves golpes en la puerta.

"Probablemente no sea nadie, estoy oyendo cosas." Otro golpe retumbo en el dormitorio. "¡Ya voy!" James grito, poniendo los ojos en blanco mientras se levantaba, acercándose a la puerta.

"Hola." Alexander sonrió mientras James abría la puerta.

"¿Hamilton?"

"Sí." Respondió Alex, entregándole un sobre a James.

"Thomas me pregunto si te podía entregar esto." James miro con confusión la carta que se le entrego.

"¿Por qué entre todas las person- Hamilton?" cuestiono James, se dio cuenta de que Alexander se estaba alejando.

"Solo dijo que la leyeras James, ¿por qué no lo intentas?" para cuando las palabras había salido de la boca de Alexander, él ya se había ido, dejando a un James confundido y solo, otra vez.

"Okey." James cerró la puerta, rasgando el sobre, sacando solo un pedazo de papel. "Qué demonios..."

James leía en voz alta, sentándose en un montón de mantas que había en su sofá.

Querido James,

Mi querido Madison ¿qué decirte?, ¿cómo empezar a expresar este sentimiento inmaculado dentro de mí que se hace más fuerte cada segundo que estás cerca? No creo poder describirlo. Hay algo en ti, en tu manera de actuar, en la que hablas, la forma en que te mantienes. Todo eso es indudablemente y es asombroso. Tu suave voz, tu pequeño cuerpo, tus actitudes tímidas. Tú, en general mi amor, serías suficiente para mantenerme feliz por el resto de mis días. El problema, es que tu no ves lo que yo veo. Ni un poco, y eso es una tragedia. La manera en que haz sido herido, la que haz sido abusado, no sé siquiera si esta en mi poder arreglarlo. Pero, querido, no hay manera de saberlo a menos que me dejes intentarlo.

¿Lo harás, amor?

¿Me dejarías intentar?

Sinceramente, Thomas.

James se cubrió la boca, apenas siendo capaz de procesar lo que acaba de leer.

"Thomas." Susurro James, dejando caer la carta de sus dedos. Se levantó, se puso un abrigo ligero para dirigirse al edificio del dormitorio al otro lado del campus.

"Te dejare intentar."

[Hamilton] Zurcidura; españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora