cinco

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—¡Bakugo!— la chica se acercó torpemente al asiento del rubio.

—¿Qué mierda quieres?— la miro con su típica cara enojada.

—¿Recuerdas que hace algunos meses me ayudaste en el ataque a los villanos?

—Si ¿Y qué?

—Me preguntaba si me podías ayudar a entrenar porque-

—No.

—¿Qué?

—Dije que no, yo entreno solo— tomo su mochila para salir del salón.

• • •

—Kacchan— susurró juguetona la castaña para llamar al chico.

—No me digas así— la miro desde su escritorio con el ceño fruncido.

—PodemosEntrenarJuntosPorfis— habló lo más rápido que puedo para que no la interrumpa y desde donde estaba hizo una carita de súplica.

—Ya te dije que no— hablo entre dientes para que el profesor no los escuchara.

• • •

—¡Ey espera, Bakugo!— llegó corriendo antes que el chico saliera del edificio.

—¡Que NO! ¡¿Qué parte no entiendes?!

—¡Aunque sea escúchame!— frunció su ceño —Hace meses que vengo intentando no deshidratarme al usar mi particularidad ¡Y no puedo!

—¿Eso debería de importarme?— rodó lo ojos.

—Déjame terminar— lo miro mal —Necesito que me ayudes a entrenar, tu particularidad es contraria a la mía, por favor— junto sus manos.

—¿Y yo que recibió a cambio?— guardó sus manos en los bolsillos, la situación lo estaba hartando.

—No se, lo que quieras— hablo sin pensar —Solo necesito entrenar mi quirk, por favor.

—Ahg ¡Está bien! Solo no llegues tarde a los putos entrenamientos, mañana a la tarde comenzamos— camino para salir del lugar.

—¡Gracias!— le grito mientras lo miraba irse.

• • •

—Sumi— la peli azul llamo a su amiga que estaba recostada en un árbol mirando el cielo.

—¡Kasumi!— pico su mejilla.

—¡Auch! No hagas eso— sobo donde ella había pellizcado.

—¿Qué quieres que haga? No me respondes— se cruzo de brazos.

—Está bien, lo siento— rodo los ojos —¿Qué necesitabas?

—Te decía, ya paso un tiempo desde la modificación a tu traje, quizá necesite un cambio.

—No, no, así está más que bien, poco a poco voy dominando mi particularidad— se quedo en silencio —¡Espera! ¡Hoy iba a ser mi primer entrenamiento con Bakugo!— comenzó desesperadamente a guardar sus cosas.

—Que tanto con ese chico— la ayudo a levantarse del suelo.

—Nada, solo le rogué que entrenara conmigo hasta que aceptó— comenzó a caminar con su amiga para llegar a destino.

—¿Cuanto te tardaste? Me dijeron que es testarudo.

—Estuve casi una semana, creo.

—Siempre consiguiendo lo que quieres— río.

—Sonó como si me trataras de manipuladora— hablo con gracia.

—No, para nada— le siguió el juego.

—Que mala— golpeó amistosamente el brazo de su amiga —Te dejo, voy a adelantarme si no Bakugo me hará volar— se despidió rápidamente.

• • •

—Lo único que debías hacer era no llegar tarde— refunfuñó el rubio mientras la chica entraba apresurada al lugar.

—Perdón estaba-

—Arriba de una nube si, si, apúrate.

—En realidad estaba con una amiga— amarró su pelo lo más rápido posible para llegar al centro del campo.

—No se en que estaba pensando cuando acepté entrenar contigo— rodó los ojos y se colocó en posición para atacar.

• • •

—¡Espera, espera!— disperso la neblina del lugar —Debo tomar agua— fue rápido en busca de una botella.

—Como sea, tengo que irme— agarró sus cosas de las gradas —Mañana a la misma hora— abandono el lugar.

—¡Si!— le respondió con una sonrisa, no creía que se lo tomara tan en serio.

• • •

—Sora, ya llegue— entro a su departamento y se tiro en el sillón, estaba agotada.

Le pareció raro que el perrito no conteste pero no le tomo importancia, seguro se había dormido en su habitación.

—¿Buscabas a Sora?— una voz masculina hablo detrás de ella, rápidamente se paró del sillón para visualizar quien era.

—¡Gogo!— grito de la emoción y corrió a abrazarlo —¿Cómo no me avisaste?— se separó levemente de él y miró para arriba.

—Parece que el no vernos por mucho tiempo te hizo más cariñosa— sonrió burlón.

—Cállate— fingió enojo y se alejó.

—Ya, ya— soltó una risita —Tenía planeado venir de sorpresa, me voy a quedar contigo por mucho tiempo.

—Nooo que terrible— llevo su mano a la frente con gracia.

—En fin, ya hice la cena, así que siéntate y come— apuntó a la mesa.

—¿Dónde dejaste a Sora?

—Lo regale, soy alérgico a los perros.

—Ja-ja que gracioso.

—Está durmiendo en tu habitación— los dos se sentaron en la mesa —Cuando llegue con Aoi se puso como loco porque no me conocía.

—Por eso me pediste su número— lo miro mientras probaba de su comida —¡¿Desde cuando cocinas tan bien?!

—Desde que te fuiste— hablo engreído —Y lo del número de Aoi fue hace meses, pero tenía que organizar todo con tiempo.

—Claro, porque sos tan organizado— se burló.

—Ey, si lo soy— río.

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— バイ• 海

NUBES   |   Bakugo KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora