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No podía encontrar mi voz, quería gritar, decirle algo, pero no podía.

Los músculos de mi cuerpo no respondían, quería moverme, salir corriendo, lanzarme y golpearlo, pero tampoco podía.

—¿Que? ¿No dirás nada?— podía observar la diversión en su cara, por supuesto que esto le resultaba divertido.

El pánico se apodero de mi, no podía moverme siquiera, quería hacer tanto, pero no podía, el cable que conectaba a mi cerebro con mi cuerpo se desconectó y se perdió.

Y sin embargo, el parecía disfrutarlo.

—¡Vaya! Creo que sigo creando el mismo impacto en ti. Te sigo dejando sin palabras ¿no es así?

Maldito, desgraciado.

—¿Q...que... Que haces aquí?— Maldicion. Mi voz sonó mas como un chillido.

Tardó unos segundos en responder

—Vine a hacerte una pequeña visita— dijo 'aparentando' una sonrisa. Digo 'aparentando' porque se que no lo hace de corazón realmente, que no se alegra de verme en verdad.

—¿Que... quieres?— dije intentando que mi voz sonara esta vez mas dura.

Por algo está aquí, en su situacion, el no se arriesgaría tanto a que alguien siquiera yo, lo viera.

—¡Wow, wow! Calmate fiera...— dijo con diversión y sarcasmo.

—Te hice... Una pregunta... —Cada vez sentía como mi voz regresaba con mas poder.

—¿Acaso no crees que yo pueda venir a visitarte? ¿Una visita conyugal quizás? Parece que por ti no ha pasado el tiempo, parece como si fuera ayer el ultimo día que te vi, sigues estando igual de hermosa— dijo con una lasciva mirada y relamiéndose los labios —¿Nunca te dije lo mucho que me gustaba ese culo tuyo? Y más en pantalones de chándal...

Él ya no era el mismo de antes.

Sus comentarios, su forma de hablar ahora me provocaban asco. Trate de no apartar la mirada de él, para parecer fuerte, a pesar de que sabía que no era así, él me conocía y bien, maldita sea la hora en la que permití que entrara en mi vida, jamas me perdonaría por esto. Con solo verme de reojo sabría que estoy aterrada. En realidad, lo estaba.

—Hoy, no es día de visitas, y aunque lo fuera, se habrían acabado hace mucho tiempo.

—Y... ¿No crees que yo pueda ser la excepción? Un amante apasionado, que quiere darle una sorpresa muy grande a su enferma y querida novia, a la cual no ha visto en meses y quizás esta puede ser la última vez que la vea... la extraña tanto... Que no puede conciliar el sueño. —dijo tratando de contener una sonrisa, y con demasiado sarcasmo — O al parecer el guardia gordo de la entrada es muy sentimental, o yo soy muy buen actor.

—Creo que eres un gran actor— Claro, como no si logró engañarme durante mucho tiempo, y demasiado bien.

—Si, quizás, yo también lo creo... Debería no se... Irme a Hollywood, o a Brodway a buscar suerte.

—No creo que sea falta, tu debes ir directo a los Óscares. Lo mereces, enserio que eres un  buen actor, casi me creo tu juego— dije esta vez yo con  notorio sarcasmo.

—¿Casi?

—Si, casi, se muy bien que me enamoraste con un fin, no porque tu amor fuera sincero, se muy bien que estas aquí porque quieres algo, no por una "visita conyugal" como tu dijiste.Así que terminemos con esto y dime que quieres de mi ahora y vete.

—Bueno, bueno, si quieres saltarte toda la emoción e ir a la mejor parte... Tu decides.

—Adelante, habla—la ira, cada vez corría mas rápido por mi torrente sanguíneo, haciendo a un lado el pánico y el miedo.

Ese no era el plan  {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora