Miércoles 11 de abril de 2018
Cuando abro los ojos estoy muy confundida, pues no recuerdo haber pagado una habitación de hotel. ¿Es que estaba tan borracha que hice cosas que ya no recuerdo? ¿Me gasté todo el sueldo en un cuarto con candelabro y finas sábanas traídas de alguna isla paradisíaca? ¿Por qué carajos estoy en una cama tan suave? ¿Morí? ¿Estoy en las nubes?
El letargo me abandona y la realidad vuelve lentamente. Entonces recuerdo lo que sucedió anoche, la cena, el robo, yo en su casa. Me levanto como un resorte. Evito pensar en el relicario para que mi ánimo no se vaya en picada. Con rapidez me fijo en la hora, me tranquilizo al ver que faltan unos minutos para que suene la alarma.
Las oficinas están cerca, así que puedo ir a pie, solo tengo que apurarme para no llegar tarde.
Tomo una ducha rápida. El baño es más grande que la sala de la casa de mamá Nona, es hermoso y lleno de luz. Me quito la ropa para dormir y entro a la ducha, sus paredes de vidrio transparente me intimidan, me da pánico que alguien entre y me vea desnuda. ¿Por qué alguien entraría? ¿La gente puede bañarse tranquilamente en baños así? Yo no, tengo que comprobar cada ciertos minutos que nadie entre.
Que haya un espejo frente a mí donde puedo ver la falta de mi culo es angustiante. ¿En qué momento se le ocurrió a Caden que esto era una buena idea? Tal vez algún día tenga una plática con él sobre ese espejo. No... ¡no! ¿Qué le voy a decir? ¿«Oye, Caden, no pongas espejos frente a la ducha porque no quiero ver que tengo poco culo todas las mañanas»? No, no, mejor no digo nada.
Al salir busco bragas y sostén, un juego poderoso para levantar mi ánimo, ayer no fue un buen día, a excepción de la cena. Escojo una falda blanca y una camisa de chifón azul celeste con un lazo que cuelga. Me dejo el cabello suelto, solamente paso la secadora unas cuantas veces para acomodarlo y que no se vea tan mal.
Cuando salgo estoy lista para marcharme, tal vez robe una manzana de la nevera o compre una barrita de fibra en la máquina expendedora que hay en la planta baja. Espero no encontrarme al dueño de la casa, así puedo hablar con él en su oficina, en una zona segura donde no me cueste pensar. Por supuesto que no lo consigo, está en el pasillo esperándome, apoyado en la pared. No puedo evadir a este hombre, ¡por Dios! ¿Es que me lee la mente? ¿Sabe que pienso huir?
Me sonríe y yo niego con la cabeza.
—¿Ahora vas a asegurarte de que no me pierda en tu casa? Es grande, pero no soy tan torpe.
—No, me aseguro de que no salgas corriendo y vengas a desayunar como una persona normal antes de ir a trabajar.
—Ya es tarde, Caden...
Alza el dedo índice para silenciarme.
—Soy tu jefe, ¿no? Voy a llegar tarde y, oficialmente, te estoy pidiendo que llegues tarde también. Tuviste una noche complicada, solo siéntate a comer el rico desayuno que preparó Eloisa, así podré llevarte a LAC después.
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Perdido en ti © (ET #1) *ACTUALIZANDO*
RomanceNubia trabaja para los Lamont desde que su abuela tuvo que dejar el puesto en la empresa. Definitivamente preparar cafés e informes no era su sueño, pero es lo mejor que tiene y adora a su jefa Leah, así que no puede quejarse. Ahora lo único que bus...