La abuela está en un lugar muy bonito y seguro, tiene que serlo porque pago más de la mitad de mi salario. Le dan todo lo que necesita: terapias, buena alimentación, actividades recreativas y atención médica. Parece un hotel con jardines extensos, repletos de árboles, arbustos y flores. Hay algunas bancas y un quiosco, en donde se reúnen cuando van a realizar ejercicios.
Una de las cuidadoras nos lleva hacia mi abuela, como la tarde es agradable, decidió comer afuera, en una de las bancas del patio.
Caden observa con atención, analiza lo que nos rodea mientras recorremos el camino.
Mi corazón comienza a latir muy fuerte tan pronto la veo. Se ve apagada, pequeña y frágil, no como hace unos años, estaba llena de energía y un brillo que nada ni nadie lograba apagar, ni siquiera los peores momentos de su vida.
Otra cosa que extraño de mamá Nona es que siempre tenía las palabras adecuadas, justo ahora me vendría bien uno de sus consejos, pues no puedo dejar de pensar en el hombre que me sigue y pone su mano entre mis escápulas, lo interpreto como un gesto que busca alejar la tensión acumulada en mis músculos. Y funciona, pues siento que me derrito. Si ella pudiera presenciar esto me molestaría con sonrisitas traviesas.
Ella levanta su cabeza y nos mira cuando nota que nos acercamos, inmediatamente sé que no me reconoce, pues no hay chispa en sus ojos ni sonrisa en sus labios. No puedo evitar que mi ánimo caiga. Sé que tarde o temprano tendré que abandonar las esperanzas, que debo hacerme a la idea de que sus recuerdos no volverán y, si lo hacen, son fugaces. Al final no importa si ella me recuerda, yo puedo recordar por las dos.
—Señora Sonia, tiene visitas —le dice la cuidadora, a quien le agradezco asintiendo.
La saludo agitando la mano, pero está muy quieta. Me ignora, su vista vuelve al plato, sigue comiendo su pollo con arroz y verduras. Mis ojos se empañan, así que parpadeo para alejar las lágrimas y la tristeza, no debo perder el tiempo, debo aprovechar las pocas horas que estamos juntas. Me gustaría verla más, pero los horarios lo vuelven imposible, además, en el centro son muy estrictos con las rutinas y establecimos que vendría todos los sábados en la tarde; durante las vacaciones sí que puedo venir más seguido.
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Perdido en ti © (ET #1) *ACTUALIZANDO*
RomanceNubia trabaja para los Lamont desde que su abuela tuvo que dejar el puesto en la empresa. Definitivamente preparar cafés e informes no era su sueño, pero es lo mejor que tiene y adora a su jefa Leah, así que no puede quejarse. Ahora lo único que bus...