Nubia trabaja para los Lamont desde que su abuela tuvo que dejar el puesto en la empresa. Definitivamente preparar cafés e informes no era su sueño, pero es lo mejor que tiene y adora a su jefa Leah, así que no puede quejarse. Ahora lo único que bus...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Viernes 13 de abril de 2018
Vamos camino a la sala de reuniones uno al lado de otro. Dannae me da un saludo rápido con la mano antes de seguir con lo que la mantiene concentrada, está afuera junto a la mesa de aperitivos con una sonrisa mirando a Henrik, quien no puede decidir entre una galleta y un panecillo. Caden se aclara la garganta llamando mi atención antes de entrar. Giro la cabeza para poder mirarlo.
—Recibí un email esta mañana, vas a trabajar conmigo en el equipo, no como mi asistente, como practicante y consultora. De la Fuente está emocionado por empezar y quiere trabajar contigo —dice.
Aguanto las ganas de jadear por el impacto. Todavía no han firmado porque Caden debe hablar con los demás sobre los planes del cliente y empezar los diseños para que sean aprobados. Esta oportunidad es grandiosa para mi carrera y mi futuro, no obstante, temo que sea demasiado, pues no tengo la experiencia que algo así necesita. El departamento comercial es muy bueno y no estoy segura de que les vaya a agradar que una asistente se haga cargo de un proyecto como este.
A pesar de que sigo alucinando con lo que ha dicho, tanto que creo que estoy soñando despierta, no me pierdo la arruga en su frente.
—Algo te preocupa —suelto.
—Sí, me preocupa que decidas irte si te ofrece trabajo.
Tengo que morder el interior de mi mejilla para castigarme por la sonrisa que siento crecer en mis labios.
»No es gracioso, Nubia, no quiero que te vayas.
No me estoy riendo de él, es solo que me hace sentir blanda e incapaz de controlar mis emociones y reacciones.
—No quiero irme a ningún lado.
Su frente se relaja, pero no lo suficiente, todavía puedo notar cierta tensión en su cuerpo. Da un paso corto para acercarse, tengo que alzar la cabeza para seguir mirándolo a los ojos. Inmediatamente mi corazón se dispara. No hemos hablado sobre lo que pasó anoche, si ignoramos algunos coqueteos inocentes esta mañana ha sido profesional. Se lo agradezco porque mi trabajo es importante para mí, no quiero mezclarlo con lo que hay... entre los dos.
