Nubia trabaja para los Lamont desde que su abuela tuvo que dejar el puesto en la empresa. Definitivamente preparar cafés e informes no era su sueño, pero es lo mejor que tiene y adora a su jefa Leah, así que no puede quejarse. Ahora lo único que bus...
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Despertar siendo abrazada por Caden es cómodo, su olor a loción varonil todavía no se apaga, así que puedo percibirlo al tallar la nariz en su pecho. La mitad de mi cuerpo está encima suyo, mi brazo rodea su torso y mi pierna está entre las suyas, es como si estuviera aferrada a mi oso de peluche. No sé en qué momento sucedió ni cómo llegué aquí, pero no tengo ganas de moverme, a pesar de que tengo que hacerlo porque dijo que iría a trabajar. ¿No nos podemos quedar así cinco minutitos más?
Uno de sus dedos se mueve de arriba abajo de forma distraída en mi cintura.
El rubor en mis mejillas se va encendiendo, pese a que me ruego calma, esta posición es comprometedora e íntima.
Alzo la cabeza, él me mira y sonríe.
—Buenos días.
—Hola —respondo, sintiéndome tímida.
Su sonrisa crece, muestra todos los dientes. Intentando ocultarme, me estiro y escondo mi cara cerca de su cuello, lo que le arrebata una risilla, su brazo se envuelve con fuerza a mi alrededor.
»¿Qué harás hoy en la oficina? —pregunto, al tiempo que paseo mis dedos en su hombro, jugando con los surcos de sus clavículas, después en sus pectorales.
Se aclara la garganta.
—Adelantaré algunos planos, haré unas llamadas y revisaré con los clientes los últimos detalles del museo.
Nos quedamos en silencio durante un buen rato, quizá porque ninguno de los dos tiene ganas de levantarse, pero al final tenemos que hacerlo. Lo suelto cuando suena el despertador.
Deposita un beso en la coronilla de mi cabeza y se levanta. Puedo verlo con poca ropa, solo trae puestos los calzoncillos negros. Parece haber sido creado por escultores, diseñado por los mejores arquitectos, me deja sin aire.
Los músculos de sus pantorrillas se flexionan mientras camina. Alguna vez lo vi en traje de baño, pero ahora es mayor, esa masculinidad que irradiaba ha aumentado, se ve más fuerte. Me dan ganas de arañar su espalda ancha y definida. Mis ojos lo recorren, caen en su culo y todo lo que puedo pensar es en clavarle mis uñas mientras se mueve dentro de mí.
