Origen y destino

Regreso

Después de que el pozo devorador de huesos estuviese cerrado, después de tanto tiempo de no verse, después de tres largos años su deseo se vio realizado, la muchacha de la actualidad diviso el cielo al fondo del pozo, ¡oh! aquel cielo que anhelaba ver y no solo por ser claro, celeste y limpio, sino por lo que aquello significase, volverlo a ver, otra vez, al joven apuesto de cabellos plateados y genio imposible, volver a ver a aquel que tenía su corazón desde hace mucho.

...su nariz se movió graciosamente, tal cual lo hace un pequeño cachorro cuando percibe un aroma familiar, «no hay error, es su aroma es... "ella"» Se dijo a sí mismo, soltó a las pequeñas niñas que traía encima y salió corriendo como solo "él" lo hacía, no había tiempo que perder, ya perdieron demasiado, tres años... ni un segundo más

"él" diviso el pozo, trago profundo y camino despacio... "ella" piso firme y se incorporó lentamente

...sus corazones se detuvieron por una milésima de segundo para volver a latir con mayor intensidad que antes, "él" ofreció su mano y "ella" la tomo

—Lo siento, te hice esperar mucho Inuyasha —dijo dedicándole esa mirada que decía más de mil palabras juntas.

­—tonta que estuviste haciendo tanto tiempo, Kagome —respondió él atrayéndola hacia sí mismo

Alrededor habían llegado otros que fueron ignorados, pasando a considerarse como simples espectadores, un monje con dos pequeñas niñas en los brazos, una exterminadora con un bebe a cuestas y un zorrito demonio, todos ellos siguieron a Inuyasha tras su repentino comportamiento.

Los dos absortos en su mundo, donde su abrazo se volvió eterno al estar uno junto al otro, pero como todo lo bueno tiene un final, este tuvo que llegar cuando la recién llegada se percató de los otros, y con una sonrisa tan cálida en el rostro les dijo:

—Muchachos ¡regrese!!!.

Desde aquella reunión, los días pacíficos transcurrieron con tranquilidad, Kagome aprendía a controlar y manejar sus poderes espirituales, a la vez de ser de apoyo a Sango en la crianza de las gemelas, Inuyasha y Miroku continuaban con los exorcismos en los pueblos cercanos y de vez en cuando todo el grupo salía fuera de la aldea por algunos aldeanos que requerían su ayuda...

—Inuyasha ten cuidado —advirtió el monje evadiendo un ataque del oponente— este no es tan débil como los otros.

—lo sé! ¡no creas que soy estúpido —respondió su compañero de trabajo «¡ja! Al fin tengo una pelea digna después de mucho tiempo» se dijo a sí mismo, mientras lanzaba su poderoso "viento cortante".

—¿Kagome-chan estas listas? —pregunto Sango

—por supuesto— respondió la aludida—Sango-chan puedes acercarme.

—está bien, pero ten cuidado, hay algo sospechoso aquí.

—lo sé —respondió— sentí una presencia maligna bastante fuerte pero este monstro parece que esta...

—así es, parece estar manipulado por alguien más poderoso— dijo acercando a la sacerdotisa al lugar que le había indicado.

La miko de alguna forma sentía una presencia familiar, «pero de donde podría ser» se cuestionaba, y a la vez lo atribuía a su estado, últimamente se había sentido un poco desanimada y descompensada.

—KAGOME CUIDADO — La voz del ambarino la hizo despertar de su discusión interna, ella logro saltar; pero perdió el equilibrio cayendo dentro de la cueva donde se guarecía aquel ser.