Una mala combinación

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Los rayos de sol iluminaban la habitación a la vez que la volvían más cálida, Kagome abrió perezosamente los ojos, no recordaba haber dormido tan bien desde hace mucho, la noche pasada al principio estaba tan nerviosa después de aquel beso, sin embargo poco a poco sucumbió ante el cansancio y se dejó caer en un profundo sueño, ahora estaba completamente despierta, revitalizada, aún era temprano y a su lado encontró a Moroha, estaba dormida cubierta por las ropas de Inuyasha, pero de él no había señal alguna, ella busco por todos lados con la vista mas no lo encontró, su mente oportunamente le recordó lo apasionado del beso de la pasada noche, haciéndola ruborizar de repente «pero ¿Qué pasa?, solo me beso, tampoco es que pues...» tapo su boca ante su propio pensamiento, el que la hizo sonrojar más de la cuenta, definitivamente pensar ahora no le estaba ayudando, tranquilizo su respiración ante los recuerdos que amenazaban con aparecer... concentrada en sí misma y en componerse no se percató de lo que sucedía alrededor

-¿estás bien? -preguntaron al unísono una mezcla de voces, haciéndola saltar del susto, de la impresión o simplemente seria que interrumpieron algo en su mente

-q-que pasa -palmeo su pecho tratando de encajar su corazón en su sitio, dos pares de ojos la miraban completamente asombrados y preocupados- ¿Cómo es que ustedes...?

-te traje ropa... -el mayor de los dos empezó a hablar- te llamé varias veces, pero parecías distraída, hasta Moroha se despertó

-mami, hacía tanto ruido que me despertó -la dueña del otro par de ojos secundo al primero- tengo hambre

-casi me matan del susto -asevero Kagome

-seguro pensabas cosas malas -atino la pequeña

-¿q-qué estás diciendo Moroha?

-entonces es cierto -sonrió ganadora- la abuela siempre dice que si estas nerviosa es porque es verdad

-Kagome ¿Estas poniéndote roja? Acaso tienes alta la temperatura otra vez, llamare a Sa...

-Abajo!!! -gritó- estoy bien, ustedes dos juntos son una mala combinación- suspiro derrotada, mirando a ambos uno en el suelo y la otra asombrada

-¡oh! él es obediente -parpadeo dos veces seguidas al ver a aquel fuerte hombre obedeciendo las palabras de su madre además de...

-tonta porque lo hici...-un par de manitas acariciando sus orejas lo sorprendieron, tornándose su rostro más rojo que la anterior

-mami mira, parece un cachorro, tiene orejas de cachorro -al parecer ese detalle fue pasado por alto por la pequeña antes, pero ahora estaba a su altura y podía....

-Moroha no hagas eso -apresuro Kagome, «aunque yo también lo hice» pensó- lo siento Inuyasha le gustan los perros -sonrió ante su propia frase

-tsk -chasqueo el aludido, tomo a la niña de la cintura otra vez y salió de la cabaña- cámbiate, llevare a Moroha a la casa de Sango, se encargó de preparar el desayuno

-p-pero Inuyasha -las palabras que quería decir quedaron relegadas en su garganta, mientras miraba a su "problema" multiplicado en una versión miniatura alejarse, aprovecho en cambiarse de ropa, le había llevado sus anteriores habituales trajes, se sujetó el cabello y lavo su cara con un poco de agua tibia que había dejado aquel que se llevó a su hija, termino su limpieza y salió rumbo a la casa donde esperaban por ella.

Inuyasha llego a casa de sus amigos con Moroha en brazos, quien estaba tan quieta como un "gatito sostenido por el cuello", acontecimiento que por supuesto, no pasaría sin ser notado por sus buenos amigos, quienes los tomaron como cotilleo del día, murmuraron entre ellos cuando dejo a la pequeña azabache bien sentada cerca suyo, se sorprendieron cuando tomó la porción que le correspondía dejándoselo en un lugar más accesible a su altura, y sonrieron embobados cuando recogió las mangas de la delgada chompa, que llevaba puesta, para que no se ensuciara.

Origen y destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora