Celos salvajes

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Después del incidente con su "ex-novio" caminaron lo restante hacia el supermercado, ella miraba alrededor a las parejas de su edad, la mayoría estaban tomadas de la mano, y se le ocurrió algo...

—Inuyasha dame tu mano —pidió alegremente— podemos tomarnos de la mano —agrego.

—Sabes que no soy ese tipo de hombres —respondió fríamente.

—lo sé...solo pensé que... olvídalo —suspiro y reprimió sus deseos.

—¿quiénes eran los de antes? —pregunto seriamente.

—¿eh? Pues ya conocías a mis amigas —lo miro pensativamente— y el otro es Hojo él...—desvió su mirada—...salí con él durante un tiempo en estos últimos años —respondió sinceramente.

—¿Lo besaste? —pregunto apretando los puños en su mano.

—S..si —dijo ella— pero no pasó nada más Inuyasha —agrego en su defensa— él era amable, atento y se preocupaba por mí, sabía que le gustaba entonces quería...

—llegamos —interrumpió con cierto enojo en sus palabras.

—Inuyasha —ella queria terminar su defensa, pero al parecer el no quería escuchar más.

—vamos, se hace tarde —la volvió a interrumpir entrando al supermercado, ella solo lo siguió adentro, compraron lo necesario, poco a poco el incómodo silencio se fue desmoronando, ambos iban con bolsas repletas, llegaron al templo, aun se encontraban los otros tres miembros de la familia, pero no paso mucho para que se fueran.

—volvemos temprano —advirtió la madre de Kagome— les deje comida en la mesa— dijo cerrando la puerta tras suyo.

—iré a tomar un baño —informo ella subiendo las escaleras hasta su dormitorio para sacar la toalla que necesitaba, de pronto escucho la puerta abrirse, no le dio tiempo a responder o moverse, el intruso la tomo de la cintura y la beso desesperadamente, le tomo la cabeza por la nuca lo que la imposibilitaba moverse libremente, solo la soltó cuando sintió falta de aire, la miro estaba roja por lo salvaje que ese beso había sido, con su lengua hizo lo que el quiso dentro de su boca, ni siquiera pudo tomar el aire necesario, cuando nuevamente fue asaltada por su boca, poco a poco le quito el vestido que llevaba, haciéndolo caer por debajo de sus hombros hasta el suelo, él se quitó aquel polo que le habían conseguido, y la empujo sobre la cama poniéndose encima de ella.

—Inuyasha ¿Q-qué pasa? —pero él no respondió, la beso aún más salvajemente, dejo sus labios y paseo por su cuello, sus hombros, sus brazos «nadie más puede tenerla como yo» pensaba mientras la besaba y daba pequeñas mordidas, estaba enloquecido con la idea de que alguien más le haya hecho el amor a aquella mujer ruborizada debajo de él, el solo pensar que alguien más la haya hecho gemir de esa forma, de que otro hombre, haya sentido lo húmeda y estrecha que es, y lo delicioso que se sentía estar en su interior. No soportaba esa idea, la beso hasta dejar marcas rojas en su cuerpo, Kagome estaba confundida él siempre era delicado al principio, pero ahora estaba siendo completamente salvaje, no le desagradaba, pero no por estas razones, el parecía querer demostrar algo, pero ella le dijo que no sucedió nada con el otro chico, ¿Por qué esta celoso?... sus pensamientos se nublaron cuando él la penetro de la forma más profunda que pudo, le tomo las piernas con sus fuertes brazos abriéndolas un poco más para su deleite, la empezó a embestir una y otra vez, debía borrar todas las marcas que aquel tipo le había dejado, tendría que borrarlo por completo, volvió a besarla, volvió a penetrarla, cambio de posiciones, hizo lo que quiso con su cuerpo, ella quedo cansada y como era costumbre se recostó sobre uno de sus brazos, él la abrazaba por la espalda y dormían tranquilamente o al menos ella pensó ello.

Aun ella de espaldas a él, aun en esa posición, el con una de sus manos levanto una de las piernas de ella y la volvió a embestir, mientras que con la otra le volteaba el rostro para poder besarla...

Aun ella de espaldas a él, aun en esa posición, el con una de sus manos levanto una de las piernas de ella y la volvió a embestir, mientras que con la otra le volteaba el rostro para poder besarla

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—Inuyasha ¿me amas? —cuestiono ella— ¿tú...quieres formar una familia conmigo? — volvió a preguntar ella, desde que recordaba él no le había dicho que la amaba, siempre creyó que era así, pero aun necesitaba escucharlo, decir que la amaba, decir que quería una familia, «así sería más fácil contarle sobre el bebe que esperaba».

—¿Qué tonterías dices en un momento así? —respondió el otro sin medir sus palabras, «por supuesto que la amaba, acaso no lo había demostrado, o acaso ella... aun pensaba en ese tipo» con estos pensamientos intensifico la intensidad de sus embestidas, la hizo gemir aún más fuerte de lo habitual, la escucho pedir que pare, que no podía más, pero él aun tenia sed de ella, desea confirmar que fue, es y será el único para ella, no podía llamar en sus gemidos a nadie más que a él, llego al punto cumbre y termino dentro de ella, la abrazo y le beso el cabello, ella estaba tan exhausta que se quedó completamente dormida.

Al día siguiente, ella despertó asustada, miro al costado y no estaba el causante de que el cuerpo le doliera ahora mismo, había sido tan salvaje durante la noche que...

—¿Despertaste? —escucho desde la puerta la voz de aquel al que acusaba— tu mamá dice que ya está el desayuno —continuo, al parecer ya no quedaba rastro del enojo anterior, él se giró para bajar las escaleras, pero un escalofrió recorrió su espalda, bajo lo que creía un aura oscura, pudo escuchar a Kagome.

—¡Tu maldito tonto pervertido! —dijo levantándose de la cama, sin caer en la cuenta que aún estaba desnuda— por tu culpa me duele todo el cuerpo.

—tonta a pesar que me encanta verte así, ahora no es el momento —dijo dejando a una Kagome totalmente sonrojada.

Guardaron lo que llevarían, se despidieron nuevamente de los Higurashi, esperando que esta vez se vuelvan a ver, rogando a Dios que el pozo permanezca abierto para poder volver.

Ni bien llegaron al otro lado Kagome tuvo que regresar de forma rápida olvidó llevar algunos medicamentos por la premura del momento, gracias a Dios el pozo seguía abierto, ahora tenía una preocupación menos, ambos repartieron las golosinas, comida y otras cosas entre sus amigos, ella acomodo todo en su propia cabaña, Inuyasha y Miroku se pusieron a lo suyo, pues en la ausencia de ellos, surgió algunos contratiempos teniendo que acudir a Sango por ayuda en la exterminación de algunos monstruos, pero esta ocasión era "peculiar" cierto muchacho que conocieron en algunos de sus viajes anteriores cuando buscaban los fragmentos, estaba requiriendo la ayuda de ellos, nada menos que Akitoki, si, el qué era idéntico al muchacho que Kagome "besó" el día anterior, su sola cara le hartaba, talvez así era como se sentía ella cuando Kikyo aparecía.


M. Mao

Notas: me gusta poner algunas imágenes que ilustren lo que relato, y gracias a Dios encontré una muy similar a una de mis escenas, además que encuentro un poco de inspiración en lo que veo, no entiendo ni madres de japonés, así que no tengo ni la menor idea de lo que dicen, pero ya me lo imagine en mi cabeza y es lo que describí. Por cierto si tienen los nombres de los autores de esos doujinshis, se los agradecería un montón, debo dar los créditos... Ahora si cambio y fuera.

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