Entre ella y él

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Advertencia de lemon

Él la beso con vehemencia, sus labios eran dulces como si una fresa, a la cual quería continuar saboreando, siguieron en lo mismo solo separándose por la dura necesidad de respirar, momentos en los cuales intercambiaban miradas de complicidad, no había necesidad de hablar, no había necesidad de pensar, solo de actuar.

Él paso de los labios a su cuello, esa piel que antes solo veía ahora la estaba probando «es realmente suave» pensó, mientras sus manos querían recorrer cada centímetro del cuerpo de aquella que tenía prisionera, él demostró ser hábil no solamente con el manejo de espadas al desatar rápidamente la yukata de la chica dejando un "deleitable" escenario ante sus ojos, aquella piel desnuda parecía pasarle una invitación la que no rechazaría, con sus manos tomo uno de los pechos expuestos "para él" eran suaves, firmes y rígidos a la vez, como todo lo nuevo que veía ahora tuvo el deseo de sentir su sabor, otra cosa que no se negaría a hacer esa noche, suavemente bajo por la clavícula de ella dejando cortos y tiernos besos hasta llegar a aquel montículo en el que se tomó el tiempo suficiente para probar, primero con besos para terminar haciéndolo con su lengua succionando ligeramente ese botón que se alzaba en la cima de ellos.

"ahh" se permitió soltar ella, ante las caricias que hacia él en su cuerpo, todo esto era nuevo para ellos; el siguió en su labor de saborear, conocer y memorizar con su tacto los pechos de ella, mientras que ella gemía de forma tierna, lo que enc...

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"ahh" se permitió soltar ella, ante las caricias que hacia él en su cuerpo, todo esto era nuevo para ellos; el siguió en su labor de saborear, conocer y memorizar con su tacto los pechos de ella, mientras que ella gemía de forma tierna, lo que encendía más a aquel explorador, quien poco a poco aumentaba la presión y deseo, ella se llevó de forma inconsciente una de sus manos a su boca evitando soltar aquellos gemidos que complacían a su acompañante, lo que no pasó desapercibido por él haciendo que deje el trabajo en aquella parte media para subir sus labios hasta los de ella, quitando en el camino su mano, la beso con más deseo como si aún fuera posible, introdujo su lengua, que hace poco había tenido entrenamiento, en su boca buscando la otra haciendo que le correspondiera, ella pensó ,si aún era posible claro, que «no era justo el ser la única desnuda en el lugar», por lo que bajo sus manos hacia la parte superior de aquel traje rojo característico, desatando los nudos que lo mantenían en su lugar para dar espacio a aquel cuerpo fuerte, musculoso y varonil, que tenía encima suyo, con ayuda de él dejo fuera esas prendas molestas, paseando su mano por su ancha espalda, formando juguetonamente con sus dedos la línea de su columna, haciendo que soltara un poco audible gemido, que se convirtió en el susurro de su nombre, con sus brazos se apegó más a su cuerpo, haciendo que sus pechos rozaran con el torso desnudo de "su" hombre.

Él pudo sentir en todo su esplendor la suavidad del cuerpo de ella y su calor, provocando, que lo que había empezado a tomar vida propia en su parte baja tome mayor impulso, de forma estratégica coloco sus piernas dentro de las de la miko, quien se encontraba perdida en los movimientos de ciertas manos en su cuerpo, cuando tuvo la cordura necesaria para darse cuenta de lo que estaba sucediendo por allí abajo, la chica concluyo que la situación no estaba pareja, ella solo llevaba la yukata por lo que al desatarla quedaba, en su mayoría desnuda a él, sin embargo él tenía aún los pantalones puestos, como demonios haría para quitárselos, no se permitiría decirle, mientras ella pensaba en como deshacerse de esas prendas molestas, el hanyo se adelantó y por debajo de su ropa interior paso sus manos acariciando aquel lugar, que emanaba aquel jodido aroma que necesitaba probar, la chica gimió al sentir sus dedos moviéndose en su intimidad y termino mandando al carajo la forma en la que le quitaría lo restante de ropa, él sentía la humedad de ella, metió dos dedos de forma cuidadosa para no lastimarla, ella empezó a arquear su espalda y apretar entre sus manos la sabana debajo, los dedos dentro de ella continuaban entrando y saliendo, la volvían loca.

Origen y destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora