No day but Today

Jelly

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Se sentó frente al fuego, abrazando sus piernas al descubierto en un intento de aminorar el frío. Hacía mucho que la hoguera había perdido el fulgor que la caracterizó al principio de la noche, cuando todas danzaron y se rieron a su alrededor. Tenía que admitir que ese había sido por lejos uno de los mejores y escasos buenos días de su vida.

Todo tenía un final, sin embargo, y esa pequeña aventura en conjunto a las otras cinco mujeres pronto llegaría a su fin.

Aprovechando que Shuhua robó momentáneamente a Yuqi de su lado, se movió por las sombras para buscar al padre de Soojin, quien la observó con estupor cuando la oyó decir que deseaba comprarle la motocicleta que había visto más temprano. Ella también pidió ropa, papel, algún adhesivo, bolígrafo y tijeras. El hombre demoró un momento mientras revisaba los estantes, permitiéndole a su vez fisgonear en el baúl de objetos perdidos.

Rescató un overol holgado de jean, un par de zapatillas avejentadas, una remera demasiado grande para su cuerpo, una camisa en cuadrillé roja y negra y un bolso de viaje más cómodo que su maleta. Guardó todas las prendas en el saco y luego regresó al mostrador, en donde el hotelero la esperaba con el resto de las cosas. Ella las revisó brevemente y las guardó también, asegurándole que le pagaría todo en cuanto se marchara y él le entregara la motocicleta llena de combustible.

-Preferiría mantener todo esto en privado- le advirtió.

-¿Estás en problemas, niña?- ella no respondió, simplemente señaló su rifle con un movimiento de su cabeza.

-Debería mantener eso cargado.

-Entonces quizá quieras llevar esto- abrió uno de los cajones y sacó un viejo revólver que dejó sobre el mostrador. No titubeó al tomar el objeto y luego el paquete de balas correspondiente, no sabía qué tanta ventaja le llevaba a sus perseguidores.

-Saldré al amanecer- murmuró- Tendrá su paga entonces. - el hombre asintió y ninguno volvió a pronunciar una sola palabra. Agradecía que el padre de Soojin fuese una persona sensata que sabía reconocer cuando quedarse afuera de algún asunto turbio.

Corrió a su habitación y dejó rápidamente sus nuevas pertenencias, tomándose un momento para transferir todo el dinero al bolso y luego patear el resto de las cosas debajo de la cama hasta que debiera usarlas o deshacerse de ellas. Volvió a salir a la noche y persiguió el sonido de las risas junto a la hoguera que apenas se mantenía encendida.

Miyeon arrojaba algo de leña mientras las demás reían por la pésima forma en la que ubicaba la madera, se detuvo para observar a todas a lo lejos y decidir que esa era la imagen que quería conservar de ellas en su memoria. En el fondo creía que una vez que saliera de sus vidas ellas podrían continuar siendo amigas pese a sus diferencias, quizá en alguna plática la recordarían y se preguntarían qué le había sucedido, porqué se habría marchado tan repentinamente...

-¡Allí estás!- Yuqi exclamó y se aproximó a ella, su pomposo vestido violeta se agitó mientras daba un salto para apresurarse a enredar sus brazos y llevarla a sentarse. Shuhua ya había elegido su lugar, con la cabeza sobre el regazo de Soojin, quien a su vez estaba recostada contra Miyeon. Minnie se encargaba de acomodar el fuego bajo mientras se asentaba el silencio- ¿Estás bien?- Yuqi preguntó en un susurro, acariciando su oreja con su aliento- No te encontraba por ningún lado...

-Fui a mojarme un poco la cara- mintió. La joven se encogió de hombros y se recostó en sus piernas, imitando a Shuhua, ella no tuvo más remedio que apoyar sus manos en el sedoso cabello rojo que se extendía sobre parte de su cuerpo. Observó como cerraba los ojos e intentó imaginar qué haría luego de que ella saliera de su vida tan rápido como había entrado. ¿Dejaría algún tipo de huella? ¿Haría como si nada hubiera pasado? ciertamente era la opción más viable, se conocían demasiado poco pero por algún motivo tenía la sensación de que, al menos ella, no podría olvidarla -Yuqi...