Deseos

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El sol había desaparecido por completo y ellas no creyeron necesario encender las luces de la cafetería mientras unían sus labios repetidamente. Se hallaban acurrucadas en una de las bancas del lugar, las cuales eran pequeñas para albergar a dos cuerpos como los suyos, por lo cual sus piernas se enredaban casi sin quererlo. Casi.

Yuqi no era el tipo de amante al que estaba acostumbrada, su tacto era sutil y cariñoso, una de sus manos la acercaba a su cuerpo por la cintura mientras la otra se encontraba bajo su barbilla, haciendo que mantuviera su cabeza elevada a sus labios. Debía admitir que jamás la habían tocado de esa forma tan gentil por lo que al principio estuvo un poco desconcertada, incluso percibió un temblor recorrerla ante la sensación desconocida del afecto.

Hablaron bastante también, lo suficiente como para que su inesperada acompañante lograse entender que quién estaba cazándola no era nadie afable y lo suficiente como para comprender que ella tampoco lo era. No se apartó, sin embargo, ni hizo preguntas demasiado indiscretas y cuando se atrevió a soltar una ella la silenció con un beso, no queriendo que el momento se arruinara.

Fue Miyeon quien les hizo recordar que no estaban solas en medio del desierto y que tenían más planes para esa noche. La diseñadora se aseguró de entrar haciendo ruido, quizá temerosa de interrumpir algo, y luego habló a la oscuridad para avisar que subirían al tejado a ver las estrellas mientras el padre de Soojin les preparaba una hoguera.

Salieron tomadas de la mano, como un acto reflejo, como si se conocieran desde hace años y ambas tuvieran una vida pacífica juntas. Tuvo que contener una carcajada al ver la cara de Yuqi cuando subió al techo del hotel por su cuenta, valiéndose de su agilidad física producto de todo su entrenamiento.

Se unieron a las demás, quienes omitieron cualquier tipo de comentario al respecto de su prolongada ausencia y se enfocaron en el cielo oscuro y repleto de puntos brillantes, cada tanto se podía ver pasar una estrella fugaz.

-¿Qué pedirías?- le susurró Yuqi, estaban sentadas una contra la otra pero aún así no deseaban perturbar la paz del ambiente. Soyeon no necesitó pensar una respuesta por demasiado tiempo.

-Mi libertad...- replicó. Los ojos expresivos de la joven se demoraron en su rostro mientras sus labios dibujaban una sonrisa de consuelo.

-No necesitas un deseo para eso... Podría ayudarte, mi madre todavía tiene muchos contactos y...

-Yuqi si le dijera a tu madre quién soy, intentaría arrastrarme a prisión- la interrumpió moderando su tono de voz- Si te dijera a ti quién soy, harías lo mismo.

-Eso no lo sabes- se quejó.

-Sí lo sé- repuso ante su insistencia- Las cosas que he visto... las cosas que he hecho...

-Todos merecemos una segunda oportunidad. Hablas de ti misma como si fueras un monstruo...

-Porque lo soy.

-No, todo lo que yo veo es a una chica intentando rehacer su vida, o tener una para empezar. - Ambas hicieron una pausa y miraron detrás de ellas, si las demás notaban su pequeño altercado no podían decirlo, estaban distraídas descifrando las constelaciones. - Lo que sea que hayas hecho, sé que no fue por voluntad propia...

-Pero lo fue...- su voz flaqueó- Podría haber escogido morir, pero elegí matar, elegí sobrevivir...- El rostro de Yuqi se decoloró brevemente bajo la luz de las estrellas ante su súbita declaración y ella apartó la mirada- Nadie puede ni debería ayudarme...- aseveró- Quién me persigue solo me dejará en paz cuando ya no respire.

No buscó sus ojos, no soportaría ver el temor o la repulsión en ellos, se quedó cabizbaja, mirando al frente y lista para comenzar a planear un escape en caso de que decidiera entregarla- No la culparía por intentar hacerlo- pero en lugar de un escándalo o un intento de ataque por la espalda sintió como su mano apretaba la suya sobre el material del tejado.

Aún así no la miró, había una presión en su pecho que estaba asfixiándola, y si no fuera porque se conocía muy bien creería que lo que se acumulaba en sus ojos eran lágrimas... Pero no podían ser lágrimas, esas cosas de nada le habían servido en su vida, no le habían devuelto a sus padres cuando pasó meses enteros con la imagen de sus cuerpos inertes en su cabeza, no le habían servido cada vez que recibía un golpe o un desgraciado la abusaba... Las lágrimas no la habían convertido en una sobreviviente y por ello no conseguía entender porqué el hecho de que Yuqi siguiera demostrándole apoyo la hacía querer verter el mar a través de sus ojos.

-No importa quien hayas sido, importa quién quieras ser...- murmuró solo para ella y acabó por derrumbar sus defensas. No lloró, pero dejó que la recostara contra su cuerpo mientras miraban al cielo nocturno, en una paz que sabía solo podría disfrutar hasta que terminara la noche y comenzara a elucubrar una nueva ruta de escape.

Tenía que dejarla atrás, no podía permitirse quedarse a su lado o al de las demás, las pondría en riesgo... Si la mafia encontraba en ellas algún tipo de conexión que pudiera guiarlos a su paradero no dudarían en torturarlas hasta la muerte para que les dieran información...

Observó brevemente a Shuhua, quién señalaba una estrella en el firmamento, y luego a Soojin que intentaba hacerla sentarse para que no cayera del tejado, sus ojos vagaron hasta Miyeon y Minnie quienes se reían ante la escena y finalmente cayeron en los brazos que la rodeaban con sutileza... Ninguna de esas jóvenes merecían un final tan atroz por su culpa. 

No le quedaba más opción que hacer eso en lo que era realmente buena: desaparecer. 

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Uno más y cerramos el día. 

No day but TodayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora