"Querido futuro esposo..."
Así empezaban las cartas de ella.
"Querida futura esposa..."
Y de esa manera él le respondía.
Dos completos desconocidos que se iban atrayendo. ¿Pero se escribía con un recluso? ¿Cómo llegó una carta hasta allí?
[...]
-Esa...
Estaba siendo arrastrado de nuevo a su celda, tras ser tomado por la parte de atrás del cuello de su mono tradicional de las prisiones, por el supervisor de esa ala. Él, por su parte, iba de brazos cruzados y un semblante de pocos amigos.
Y fue arrojado al cuarto, recibiendo el sermón del mayor, para terminar cerrando la puerta con fuerza.
—Hubieras durado unos minutos más, perdí la puesta con Uno— se quejó un poco el estadounidense más grande.
—¡Ja, ja! Lo sabía. Ahora me debes el postre de mañana— sonrió victorioso el inglés, logrando que el otro lloriqueara.
El de ojos heterocromáticos los rodó, recostándose sobre el suelo y pasando sus manos por debajo de su nuca, cruzando sus piernas.
Estaba demasiado claro que se encontraba aburrido a no poder más.
Nuevamente se abrió la puerta de la celda dejando pasar al cuarto chico que se quedaba allí, volviendo de la enfermería, acompañado de un guardia.
—Número 15, llegó una carta para ti— habló el de larga cabellera celeste.
—¿Ah?
A ello, los reclusos voltearon a verlo confusos. ¿Era acaso posible aquello? ¿Algún enemigo? ¿Alguien que quería saldar cuentas? Después de todo, no conocía a nadie de afuera de la prisión.
Se levantó curioso a tomar el sobre, notándolo en un no muy buen estado.
—¿Quién la envía, Seitarou?— interrogó el receptor.
—Desconocemos dato alguno del emisor, solamente de dónde es enviado; hasta no deja muy claro para quién es. Por eso creemos que es para ti.
—¿Acaso ya la leyeron?— esta vez, fue Rock.
—Es nuestra obligación— pasó una mano por detrás de su nuca, levemente nervioso —. Bien, me retiro. ¿Necesitan algo?
—¡Mangas!
—¡El menú del viernes!
—¡Encuestas de chicas!
—Muy bien, más tarde les traeré las cosas— sonriente, se fue.
Mientras tanto, Jyugo se había ido a sentar cerca de una esquina, para leer el contenido de aquella carta que tanta duda le despertaba. Pero apenas quitó la hoja del interior, sus ojos se abrieron de a par.
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Holisss, ¿cómo están? ¿Qué tal este comienzo? ¿De su agrado?
Cabe resaltar que, si bien Jyugo no sabe leer ni escribir, vamos a hacer de cuenta que sí, que en Nanba se tomaron las molestias de enseñarle y que mágicamente aprendió. Sino no habría mucho sentido en esta historia jajjja.
