Capítulo 9: Es tu ángel guardián...

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- ¡No! –grité asustada, saliendo de la pesadilla. No, Sam. Exaltada busqué mi celular que marcaba las 03:00 am. Mierda, no de vuelta. Marqué rápidamente el número de Sam.

- ¿Hola? ¿Nut? –habló Sam con voz dormida.

- ¿Sam? –pregunté con voz temblorosa.

- Nat ¿qué pasa? –preguntó con voz preocupada.

- Sam, te necesito. Por favor –sollocé.

- Voy para allá. Espérame –repuso y cortó. 

Esperaba de no haber despertado a mis padres al gritar. Temblando en mi cama, estaba esperando lo peor. La sombra. Sentía frío, mucho frío. Vamos Sam-rogué- llega por favor. Llegó. Inmediatamente se puso a mi lado abrazándome.

- ¿Qué ocurre, Nat? –preguntó eufórico buscándome la mirada.

- Pesadilla –musité mirando alrededor en busca de la sombra.

- Tranquila –intentó Sam tranquilizarme. Sentía la calidez de su cuerpo, que poco a poco iba saliendo de mi estado invernal. Me besó en la sien mientras me acariciaba el brazo- estás helada. ¿Quieres hablar de la pesadilla? –preguntó mirándome a los ojos, le devolví la mirada y negué con la cabeza- Okey. ¿Qué quieres que haga para que te sientas mejor?

- Quédate conmigo. Quédate a dormir conmigo –susurré tomando de su remera para que no se fuera. Él asintió y se recostó en mi cama conmigo cubriéndome con la manta.

Apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando sus latidos. Él me tenía rodeada con su brazo apretándome contra él en modo protector, y con una mano me acariciaba mi mejilla. A los pocos minutos, ambos nos quedamos dormidos, sin importar el peligro de mis padres. Solo lo quería estar con él y nunca dejarlo ir. Nunca más.

                                                                                     ***

Me desperté cuando Sam se movió. Sonrió al verme despierta.

- Lo siento, no quería despertarte –se disculpó. Me moví para mirarlo mejor. Se veía bastante sexy recién despierto. Me sonrió- ¿qué piensas, Nut?

- Nada –respondí con voz dormida y una sonrisa. Desde que me dormí con él no tuve pesadillas. 

- ¿Dormiste…bien? –preguntó inquieto. Asentí. Me sonrió, pero apenas duró- Nat, debes contarme que soñaste. En la pesadilla. Debes saber que todo tiene una clave, hay que descifrarla.

- Bien –asentí y le conté toda la pesadilla. Sam asentía a cada palabra que decía.

- Vaya, que horror. Nunca creas que ese idiota me pueda matar. No todo lo que pase en la pesadilla puede ser real, o pueda hacerse real –aclaró tranquilamente. Intentaba calmarme y lo logró, por poco.

- De acuerdo, está bien. Gracias, Sam –agradecí con una sonrisa. Eran las 06:47 am, faltaba para la escuela. Sam asintió.

- Debo irme –anunció estirándose- fue un placer dormir nuevamente contigo. Has hecho mi noche, una noche mejor.

Reí. Sam como me hacía enfurecer, también me hacía reír. Sam se despidió con un beso rápido en mis labios y desapareció. Reí tontamente y ruborizándome completa. Me levanté vagamente y me fui a bañar. Al terminar, puse a preparar mi mochila y bajé al desayunar. Mi padre ya se había ido al trabajo, y mi mamá también se estaba por marchar.

- Nat ¿te viene a buscar Anabel? –preguntó mientras guardaba cosas en su bolso. No sabía si iba a venir Anabel a buscarme, y la verdad no me importaba.

Pesadillas Reales La Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora