Capítulo 11: Serás una Oscura...

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- ¿Qué? –exclamé- ¿Enserio ya tienen las respuestas? -Sam asintió- entonces vámonos.

- Yo también voy –comentó James.

- Ni siquiera lo pienses –protestó Sam. Le toqué el hombro y me miró. Hice un gesto que le decía que él debe venir con nosotros. Él gruñó- bien, vendrás con nosotros, pero ni hables o te mataré.

James sonrió indiferente.

- Eso quisieras –burló James. Le di un codazo para que se callara.

Los tres subimos al auto de Sam, yo sin avisarle nada a nadie de que me marchaba. Anabel se molestará –pensé. Sam llamó a Mike para avisar lo que pasaba con Krista y su desaparición. Condujo hasta llegar a su casa. Nos bajamos y entramos. Los padres de Sam estaban sentados en el sofá del living, su madre con las manos apretadas en su regazo y su padre con una cara entristecida. No eran buenas noticias al parecer.

- ¿Qué ocurre madre? –preguntó Sam. Sus padres lo miraron y luego a mí. Y al final a James.

- ¿Qué hace un ángel en nuestra casa? –farfulló Ethan.

- Insistió en venir y Nat le dio permiso –contestó Sam simultáneamente.

- De acuerdo. Comencemos –dijo Ethan haciendo caso omiso que un ángel esté en su casa- no son buenas noticias Natalie. 

- Créenos que es una lástima. Tan buena y bella –gimoteó su madre. Michelle estaba llorando, por mí- no mereces ese destino.

- ¿Cuál destino? –pregunté inquietante- ¿voy a morir?

- No, querida –respondió Michelle- es algo peor que la muerte –lo último lo dijo mirando a Sam. Eso es lo que me había dicho el Arcángel.

Miré a Sam que miraba a su madre sorprendido y empezó a negar con la cabeza incrédulo.

- ¿Qué pasa Sam? –pregunté tocando su brazo suavemente. Él no me respondió, siguió mirando a su madre. Me giré a James, éste estaba con la mirada perdida sobre la madre de Sam. Sus ojos que antes eran alegres, tenían una nubosidad de tristeza- ¿¡Alguien puede decirme lo que está pasando!?

- Serás uno de nosotros –respondió Ethan con voz firme, pero se le notaba que estaba por derrumbarse.

- Serás una Oscura –determinó Michelle. ¿¡Qué!? Es una broma ¿verdad? No, no lo era.

- ¿Qué? –jadeé apenas en un susurro entrecortado. Caí de rodillas estupefacta. No, esto no está pasando, no.

- Cuanto lo lamento Natalie –repuso Michelle- no podemos hacer nada para impedirlo. Esa es tu maldición, no puede romperse ni ralentizar la transformación.

- Si hay una manera –comentó Sam con voz neutra mirando al suelo. Luego levantó la mirada hacia sus padres.

- No, Sam –musitó Michelle- no lo hagas.

- ¿Hacer qué? –intervine curiosa mientras me incorporaba tambaleante. ¿Se podía hacer algo?- Sam ¿qué es?

- James, llévatela –ordenó Sam ignorándome- ya sabes qué hacer.

James asintió y me tomó de la mano, y tiró de mí para que le siguiera. Pero me negué a seguirlo sin una respuesta o explicación. Quería salir del agarre de James, pero era imposible, era demasiado fuerte.

- ¡Sam! –grité forcejeando contra James- ¿¡Qué ocurre!? ¿¡Qué harás!? ¡Respóndeme!

Él y su familia miraban al suelo, tristes. Sam me miró con una lágrima en los ojos. Sam estaba llorando, y eso me partió el corazón.

Pesadillas Reales La Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora