Capítulo 17: El maravilloso mundo de los Oscuros...

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La pesadilla no fue tan horrible como otras. Pero algo me inquietaba de esta pesadilla, que Luke dijo que iba en camino al fin del mundo ¿Eso era sobre la profecía del Armagedón? No tenía ganas de pensar en eso ahora, era muy temprano para deprimirse, esta vez me había despertado a las 07:30 am. Y Sam se había ido. Estar con él hacía que las pesadillas sean mínimas y menos horrorosas. Hoy, era el día que iba a conocer su mundo y los que imponían las reglas de los Oscuros mismos. Hoy, era el día que decidirán qué hacer conmigo…

Sam entró por la puerta con una bandeja de desayuno en sus manos y me la colocó suavemente en mi regazo. Sonreí y él me dio un beso de buenos días.

- Buenos días, Nut –murmuró en mis labios. Me sonrojé.

- Buenos días, amor –saludé. Él abrió los ojos impresionado de haberle llamado amor y me volvió a besar. Se apartó para mirarme- hoy es el día –susurré triste. Él me acarició el brazo.

- Lo sé, Nut –acordó triste- yo he estado allí tres veces. No es tan malo como dicen…bueno según quién seas. Pero no te harán nada, el padre de Mike está de nuestro lado.

- ¿Crees que aceptarán? –pregunté. Sam suspiró y asintió. Estaba cansado como los demás. Sonreí débilmente y eso hizo que él sonriera por igual.

- Vamos, Nat –anunció Sam levantándose- desayuna y salgamos. Nos están esperando.

- ¿Ya desayunaste?

- Sí, hace minutos –respondió sonriente y salió de la habitación.

Terminé mi desayuno delicioso y me preparé para la excursión de los Oscuros, no sabía qué tenía que llevar ¿Podría llevar un arma para defenderme por si acaso? Aunque no estaba segura de poder defenderme, ellos son, supuestamente, los Oscuros más poderosos; incapaces de ser destruidos. Pero podían ser destruidos por Luke. ¿Y si Luke era el mismísimo hijo de Lucifer? Ya nos habría matado a todos, a parte él tenía padres que él mismo asesinó. ¿Qué clase de hijo haría eso? Luke.

Salí de mi habitación y busqué al equipo para irnos de una vez. James me encontró antes que yo a él, y me guió donde estaban los demás. Siempre me gustaba el vestuario de James: jeans claros, camisa blanca y tenis. A pesar de que no lo dejarán entrar a Dark Country, y no podía quejarse, porque ellos jamás dejarían entrar a Oscuros a Heavenly City, la ciudad celestial en caso de los ángeles. Reglas son reglas –había dicho James- él solo nos acompañará hasta la entrada de Dark Country, y nada más.

Una vez que subimos al transporte que nos llevará hasta nuestro destino, Sam y yo nos sentamos juntos con la supervisión de Mike y su padre. Íbamos viajando en una clase de colectivo privado, con todos los miembros de nuestro ejército Oscuro. Y el pobre James iba al último rodeado de sus enemigos naturales. Me giré y le di una mirada apenada, y él me sonrió aterrado. Pobre angelito.

No sé cuánto tardó el viaje, pero sabía que habíamos salido de Argentina. Para entrar a Dark Country, se debía buscar un lugar especial y despejado de mundanos, y un Oscuro debía hacer un mínimo sacrificio con su sangre. En este caso, tuvimos que viajar a Italia, a una de las puertas del Infierno: Lacus Curtius; Claudius se adelantó y se paró en un lugar despejado entre el foro romano entre las rocas. Y solo con una gota de sangre y un cántico en latín, la tierra tembló y una grieta lo suficientemente grande para pasar con un camión, se abrió. No se podía ver el fondo ya que era oscuro del todo. Claudius pasó primero seguido por su hijo, y luego los demás le siguieron en fila india. Nosotros íbamos a pasar al último; yo para despedirme de James porque no sé cuándo saldré de ese lugar. Los padres de Sam se ofrecieron para acompañarnos, pero Sam le dijo que no hacía falta; cuanto menos éramos mejor. Casi todos entraron a la grieta… era la hora de despedirme de James. Me giré para mirarlo, él estaba parado con la mirada perdida en la grieta y luego subió su mirada a mí. Me acerqué dejando a Sam detrás.

Pesadillas Reales La Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora