▪︎ Y no me crees?... ▪︎

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Capítulo 13:

Tiempo.

Uno suele desperdiciarlo, no usar el tiempo que le queda de una manera sensata. Es un tesoro, de esos que parecen arena escurriendo por tus dedos lentamente, se va esfumando y nunca regresa. No siendo la misma. Un segundo es suficiente para cambiar una vida, tal vez debería preocuparme, mi tiempo escasea, aunque lo que me reconforta es que me asegure de apreciar cada segundo, utilizar cada minuto y vivir todos los días como se debe.

Pero, vos ya desperdisiaste suficiente. Ya sea lamentándote o gastando lo en otros. Ahora, es mi deber hacer que el que te queda lo inviertas de la mejor manera posible.

Todavía sos muy ingenua, ilusa e inocente, muchos queran aprovecharse, pero tranquila, yo estaré para proteger aquella luz tan única y brillante que te rodea.

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- Acuérdate, debes decirles que no falten a tu fiesta, que es muy importante para vos. - Me aseguré de remarcarte. -


-De acuerdo- Dijiste con una sonrisa bella, resplandeciente, de esas que hipnotizan y no querés apartar la mirada. Una sonrisa que te empuja a hacer lo mismo. Sonreí de medio lado. Pronto todo estará a donde debe estar. -

Es fasinante que después de todo lo pasado ese brillo tan especial en tus ojos siga ahí, como una estrella que nunca muere. Destinada a alumbrar por siempre el cielo y hacerle compañía a la solitaria luna.

Espero que a pesar de la desilusión que te llevarás también siga ahí. No pienso prometerte que serás feliz por siempre, ya sea a mi lado o sola, odio las promesas y a quien las hace. Son tan vacias...inservibles. Uno nunca sabe si podrá o no cumplirlas, solo son palabras que se quedan estáticas en la línea del tiempo, abrazadas por el viento y refugiadas por los días, pero que nadie vuelve a buscarlas. Como si se extraviaron en la invenciadad del espacio y tiempo, tan solas y triste...tan olvidadas.

Con el pasar de los años hasta su importancia y significado desaparecieron. Te prometo eso y esto, mentiras. Te prometen cosas tan chiquitas que no aprecian el valor de la palabra, de la promesa.

Absurdo.

Eso describiría un juramento.

-Vos...- la voz de Aledis hizo que la mirara. Tenías el teléfono en la mano derecha y jugabas con un pequeño papel en la izquierda, sin importar que, nunca te aprendiste los números de teléfono de memoria, ni siquiera los que en su momento fueron importante y yo jamás dejé que los ajendaras. Te desconcentras con facilidad. Sonaste tímida y apenas audible aún así te ganas toda mi atención. - ¿Vos...? ¿vos me querés? - Terminas por preguntar logrando desconcertante por un breve momento. Pestañeo repetitivamente antes de verte como si estuviera diciendo una ridiculez. -

- ¿Acaso te escuchas? -mi tono de voz sono tosco, pero no podría decir que más de lo que pretendía. - Siempre procuro hacer lo mejor para vos, ahora saca tus propias conclusiones. - rodee los ojos para luego ver como con arrepentimiento agachabas la cabeza. -

-Lo siento. -

-No te disculpes. - La frene con cansancio a su vez que estiraba el brazo y te mostraba la palma de la meno en señal de parar. -

- ¿Vos...me prometes que nunca me abandonaras? - Te vi con el seño fruncido, vos aún mirando el suelo. -

-Si, te lo prometo. - Porque aunque odie las promesas, es lo que necesitabas oír, porque aunque no me guste y se que te mentí, me perdonaras y solo yo puedo prometerte algo, porque solo yo se que pasara luego y, que en un futuro recordarás esto y harás lo correcto. -

▪︎Por Siempre Juntas ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora