▪︎ Un te odio... ▪︎

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Capítulo 8:

¿Lo sintieron? ¿Alguna vez sintieron lo que te provoca darlo todo por nada? ¿Tratar de ser una buena persona, de dejar cada parte de vos por alguien, pero darse cuenta que para el otro es nada? ¿Alguna vez se sintieron traicionados y aún así solo se van porque no caen en cuenta de lo que paso para luego de unas horas largarse a llorar como si no hubiera un mañana? ¿Sintieron aquella opresión en el pecho y su vista nublarse? ¿Quisieron querer irse, correr lo más lejos posible? ¿Desaparecer y volver el tiempo atrás para torturar se con la idea de si en verdad le llegaste a importar a alguien?

¿No? ¿Si? ¿Tal vez?

Porque yo lo experimenté una vez. Demasiado chiquita como para sorprender a quienes me escuchan narrarlo con tanta lucidez. Pero, aquella vez fue suficiente como para negarme a volver a experimentarlo. Tampoco lo plasmare en esta historia que posiblemente nadie lea. ¿Para qué hacerlo si las palabras no servirían para que uno sienta lo que yo en su momento, salvo si paso por lo mismo?

Ahora ya no daré nada por nadie. Sere egoísta y pensaré solo en mi. En mi beneficio, en mis aspiraciones y en hacerle daño a otros.

Pero, para toda regla hay una excepción y la mía como ya habrán adivinado es ella. Mi frágil y manipulable Aledis. 

Yo no volveré a ser quien sufra, a ser la persona con una feroz ansia de desaparecer. No, claro que no. Porque yo seré quien lo provoque.

- Oye. -llamo mi atención Adelis con su voz suave. La mire, se hallaba sentada en la silla frente a su escritorio, un lápiz en la mano izquierda apenas siendo sostenido, una leve brisa y caería sobre las hojas llenas de garabatos y escrita con una bella caligrafía que se encontraban posadas en el medio de la superficie. Su cabello atado en un rodete despeinado y con algunos mechones cayendo en su rostro. Estaba sentada de costado, despreocupada como pocas veces se la veía. -Alguna vez...- paro de hablar, parecía buscar con que palabras expresar lo que quería decir. Su vista viajo hacia el techo y con un extremo del lápiz repiquetaba el escritorio provocando un leve ruido. Moviendo la pierna se relamio los labios para luego posar nuevamente su mirada en mí. - ¿Alguna vez te preguntaste que sería si nunca nos hubiéramos conocido? - se giró completamente en la silla, dándole la espalda al escritorio para verme con más atención. Ansiando mi respuesta. -

- No- le respondi sin intenciones de agregar algo más a pesar de todavía tener su intensa mirada puesta en mí. Resignada -y pasando algunos minutos- volvió a sus deberes. No sé volvió a tocar el tema en todo el día. -

El ser humano está destinado a sufrir toda la vida, y, en medio de ese sufrimiento, encontrar sus rayos de luz. Querer proteger aquello que le trajo felicidad sin importar nada, es una consecuencia de eso, un acto egoísta que no podemos evitar. El tema radica en que podemos llegar a convertirnos si un día nuestra luz nos es quitada dejándonos en completa oscuridad. Algunos se vuelven en quien en su momento odiaron, otros toman la decisión de evitar que más personas pasen por lo mismo, pero si algo tienen en común todos, es aprender a vivir con esa rabia por haber perdido su luz, con el dolor de sentir que algo les falta y que nunca volverán a estar completos, con la impotencia de no haber podido hacer nada para evitarlo, con la angustia de que pasara de ahora en adelante sin alguien o algo que nos guíe y ayude en nuestro camino.

Aprendemos a sobrellevar eso, pero nunca lo superamos.

- Debes de ir a descansar. -le dije a Aledis. Siendo de madrugada ella aún seguía estudiando, lo cual la perjudicaría más adelante. El cansancio no es de ayuda si uno quiere ser el mejor, tampoco lo es sobre esforzandose y rozando el límite. -Mañana sigues. - Ella asintió lentamente. El sueño era palpable en sus facciones y pausados movimientos. Bosteza de vez en cuando y cabecea cada que termina de leer las primeras páginas de los resumen escritos hace dos horas. Se frota los ojos y se levanta caminando encorvada hasta echarse en la cama y caer en un profundo sueño. -

No es momento de que te esfuerces más de lo que deberías. Necesitas guardar energías para cuando nos vayamos de acá y alguien nos quiera detener.

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