▪︎ Volveré, y tendremos... ▪︎

0 0 0
                                    


Capítulo 24:

Perder. Uno pierde cuando se cansa de luchar. Uno pierde cuando deja de luchar. Uno pierde si ya acepto que algo terminó. Uno pierde de muchas maneras. Uno pierde en diversos momentos. Uno pierde diferentes cosas.

Una vez fue la que perdí. Pero, no fue de eso que dicen que pasara, no perdí una llave o un secreto. Porque los secretos se pierden cuando uno se cansa de sostenerlos, de mentir y ocultarlos. Tantos secretos, y ninguno perdido. Debe ser que ya soy demasiado buena en todo. Aunque no es tanto lo que perdí, sino contra quien. Perdi ante lo que amo y admiro, perdí ante aquello que podemos sentir, pero no presenciar. Porque uno puede estarlo, pero por dentro sentir otra cosa. Porque perdí ante todo, porque no es algo individual, y por eso no podemos verlo por completo.

Porque perdí ante la vida.

Eso que tantas maravillas oculta, y otras muchas se descubren día a día, es lo que amo. Mi pasión es ver por la ventana y presenciar diversas vidas, ver los ojos de las personas, mirar a travez de ellos, y darme cuenta si aunque lo están, en verdad se sienten vivos. La vida es un arte que no se puede comparar con nada. Llega a ser tan fugaz que a penas notas cuando pasa ante ti.

Estaba distraída, estaba admirando a una pincelada de ese gran y bello cuadro. Estaba viéndote a vos, Aledis. Y, a pesar de que desde ese momento mi perspectiva acerca de las cosas cambió, no me arrepiento de estarte admirando, viendo cómo en tus ojos se reflejaba la vida misma, porque no solo estabas viva, sino que te sentías así.

Varias veces tuve el impulso de decirte que no fue tu culpa, pero aunque yo te quiero y no guardo rencores, las cosas no son así, porque te estaría mintiendo. Y yo odio mentirte. Odio fingir a tu lado. Aunque lo último puede que no sea del todo cierto, ya que, no te dije toda la verdad. La verdad de porque estoy acá, de porque sigo a tu lado. Finjo al aparentar que todo está bien, y que lo que nos sucede es normal.

Últimamente nada es normal cuando de nosotras se habla.

El tiempo pasa, y cuando menos te lo esperas ya ni reconoces lo que en su momento fue tu entorno. Porque el tiempo provoca cambios, para bien, para mal, de esos extremista como de los que pasan desapercibidos. Los cambios siempre significan algo, una nueva etapa se acerca, y otra lucha da comienzo. ¿Lucha contra que? Contra el mundo. Contra uno mismo. Entonces, y solo entonces, cuando lo que conocías se vuelve otra cosa, cuando ya no sabes el momento en el que aquello que pensabas nunca cambiaría lo hace, lo normal deja de ser normal.

Para mi el tiempo se detuvo. Las estaciones pasan sin que lo noté, y las emociones llegan a parecerme tan ajenas...tan extrañas y distantes a mi.

Pero, eso cambiará pronto. Porque falta un día para que vuelva a sentirme viva.

▪︎Por Siempre Juntas ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora