▪︎ Su momento no pude... ▪︎

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Capítulo 23:


Ya es hora.

Pienso cuando los colores empiezan a llenar el cielo, y la luna como si fuera tímida se va escondiendo dándole paso a los primeros rayos de sol. Los mismo que dan de lleno en tu rostro -anoche estabas cansada, olvidándote cerrar la persiana-, aún así solo te remueves incomoda antes de volver a quedarte quieta.

Te miro por breves segundos. Segundos que me bastan pata admirar aquella paz y armonía que irradia tu cuerpo de forma tan natural que dudo que te des cuenta. Tus cabellos brillan bajo la leve luz del sol, tu rostro se vuelve un poco más amarillo y tus largas pestañas en todo momento rozan los pómulos. Tu respiración es pausada y tranquila. Las manos bajo el almohadón y las piernas flexionadas. No estás tapada por alguna sabana dado que anoche el clima era seco, caluroso.

Miro por la ventana. Cierro los ojos y agudizó mis oídos.

Aún es demasiado temprano como para que gente se encuentre movilizando, salvo las personas que deben empezar desde las cinco -tal vez un poco después- a trabajar. Inhalo. Hace frío, debería esperar un poco más antes de despertarte. Tal vez un día antes de tu cumpleaños no sea lo ideal, pero hay que hacerlo. Exhalo. A las doce todo irá según el destino quiera, movi las piezas que hacían falta, sacrifique mis peones y, protegi a la reina -en este caso más importante que el rey- los alfiles a sus lados y, las torres aguardando a moverse. Abro los ojos. Solo un poco más.

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- Solo por esta vez accedí... - Su voz resonó firme, fuerte, grave, entre esas paredes. Su figura era impotente, alto -dos metros-, su cabello castaño y ondulado en un rodete, facciones serias, ceño fruncido y ojos negros como el carbón. - Una excepción que no volveré a hacer. - Aclaro, yo solo asenti. Porque aunque no me gustara complacer a otros, seguir órdenes o mantenerme callada, bien sabia que él no era a alguien para provocar, y si decía algo o actuaba de una manera para él desaprobatoria se retractaria. Y no podía permitirlo. - Tienes hasta medianoche, luego las puertas se cerrarán, y deberán separarse. - Su postura era recta, imponente. Te hacia ver chico a su lado, alguien insignificante...una hormiga con la que juega hasta cansarse para luego aplastarla sin piedad. - Para siempre. - No debió gritar, su voz era fuerte por naturaleza. La única persona que existe -o existió- que puede lograr intimidarme, lo cual no me gusta, y por lo tanto, trato de evitar. -

- De acuerdo. - Hable por primera vez desde que entré en ese lugar. -  Arón. - y con toda la voluntad que tengo incline levemente la cabeza, para luego retirarme de aquel frío, oscuro, vacío y tétrico sitio. -

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Lo primero que hize al llegar al departamento fue ir a verte. Aún estabas dormida. El sol ya estaba en lo alto del cielo, y la habitación iluminada por completo. Eran las diez de la mañana. Sonrei. Por fin todo estará como deveria. Vos habrás sufrido lo suficiente, para ahora ver solo felicidad, conocerás de este momento en adelante únicamente la victoria, el triunfo y la alegría. Manipularas a quien quieras cuando quieras, verás por vos, y yo estaré para aconsejarte, y ayudarte en lo que quieras. De ahora en a delante estaremos juntas, sin nada ni nadie que nos separe.

Te vi por última vez antes de dirigirme a la ventana, y ver hacia a fuera hasta que sea el momento, y deba despertarte para dar marcha a tu último cumpleaños de esta etapa. A la medianoche todo cambiará.

▪︎Por Siempre Juntas ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora